Con un despliegue audiovisual que incluyó fotografías con planos en mano, el alcalde Daniel Quintero anunció en mayo pasado el cierre de obras civiles en la Unidad Hospitalaria de Buenos Aires. Entonces equiparó el hecho con sanarle una “herida más a Medellín” y afirmó que comenzaría un proceso de dotación con la más alta tecnología. Ocho meses después, a cinco días de que termine el año, el complejo que podría atender a 385.000 habitantes de las comunas 8, 9, 10 y el corregimiento de Santa Elena continúa cerrado.
Las obras en efecto concluyeron. Por lo menos las de la torre médica, que tiene nueve pisos para urgencias, hospitalización, cirugías, odontología y diagnósticos. La cuestión es que la unidad permanece acordonada por latas, estructuras de madera y la maleza ya se come el paisajismo que fue sembrado. Lo único que allí tiene vida es un cuarto pequeño dispuesto para los celadores, quienes cuidan del inmueble —aún vacío— los siete días de la semana.
Así lo confirma una de las personas que allí trabaja. Sostiene, detrás de una lata corroída por el moho, que la unidad tiene vigilancia las 24 horas, pero aún no presta ningún servicio de salud. Y esa es la paradoja: ni camas, ni instrumentos médicos, ni pacientes ocupan las instalaciones que en este sector de la ciudad han esperado por siete años. “Adentro no hay dotación todavía, solo la propiedad. Están organizando la apertura, pero aún no hay fecha”, expresa uno de los celadores.
Los ediles de la zona tienen versiones encontradas: unos afirman que la Gobernación retrasó la apertura del hospital por demoras en la expedición de un certificado, y otros alegan que la Alcaldía está ‘dormida’ y que no ha entregado mayores detalles sobre la dotación desde el anuncio del alcalde. Se sabe, según lo expresado en la misma fecha por Andree Uribe, entonces secretaria de Salud, que el Distrito invertiría $13.000 millones para este proceso. Los avances, sin embargo, se desconocían hasta el cierre de esta edición.
Hablan los ediles
Luis Alfonso Restrepo, vicepresidente de la JAL de Buenos Aires, confirma que la Alcaldía dispuso del monto referido para el proceso de instalación. “Una vez nos entregó el alcalde, comenzó la ejecución del plan para la compra de enseres médicos y equipamiento de la unidad. Fue un visto bueno de la Gobernación el que retrasó la situación”, afirma.
Según Restrepo, la solicitud para la compra de equipos se radicó en junio pasado ante la Seccional de Salud. El despacho departamental, en sus palabras, habría tardado casi cinco meses para dar ese aval. Es decir: la formalización del trámite, necesario para emprender la compra de equipos mediante Metrosalud —ESE a cargo de administrar la unidad hospitalaria—, habría tomado hasta noviembre pasado.
Lograda la autorización, dice Restrepo, la Alcaldía y Metrosalud avanzaron a la etapa de compra de equipos. “Algunos los venden en Colombia, pero hay otros especiales que solo se consiguen en el exterior y se pueden demorar hasta seis meses en llegar”, expresa. Esta información, sin embargo, no fue confirmada por la Secretaría de Salud local, que no respondió las preguntas compartidas por este diario.
Lo que afirma Wilson Osorio, edil de la comuna 8, es que desconocen los detalles del proceso de dotación. “Lo que dijeron primero es que se habían quedado sin recursos”, afirma. “Pero las reuniones que se hacían cada dos meses para hacerle seguimiento al tema se dejaron de hacer. Sabemos que allí se prenden las luces de unos pisos en la noche, pero no nos llega más información”.
Fuentes conocedoras sobre el particular afirman que el enredo va por otro lado y que la compra de instrumento médicos aún no ha comenzado, contrario a lo afirmado por Restrepo: al parecer Metrosalud estaría esperando que la constructora a cargo de las obras civiles, lideradas por la Empresa de Desarrollo Urbano (EDU), le entregue El inmueble. A partir de ese trámite comenzaría la dotación, que podría tomar varios meses.
Autoridades responden
La Seccional de Salud, en respuesta a este diario, precisó que ha recibido solicitudes para siete proyectos relacionados con la unidad hospitalaria, la mayoría radicados después del 29 de agosto. De estos, indicaron desde el despacho, dos fueron devueltos porque estaban por fuera de su competencia; otros dos, que tienen que ver con tecnologías de la información, fueron aprobados previo al cierre de octubre.
Los tres restantes, que comprenden la dotación de cirugía y ortopedia, equipos biomédicos de baja complejidad y equipos biométricos de mediano alcance recibieron el aval de la Seccional el 31 de octubre, el 1 de noviembre y el 10 de octubre, respectivamente. “También deben solicitar visita previa para los servicios de urgencias y atención de parto”, expresaron desde el despacho.
En el momento, se desconoce en qué van estos proyectos. Lo visible es el deterioro que rodea al complejo que aún no se estrena: a la maleza se le suman las basuras que no terminan en los camiones de Emvarias, además de los roedores. Así lo confirma el concejal Simón Pérez: “Los alrededores de la obra están totalmente deteriorados. Es muy triste porque es una obra urgente para la calidad de vida de estas comunas. No solo para la salud, sino también en lo urbanístico. El panorama es desalentador”.
A esta incertidumbre se suma un frente que aún no se resuelve: la financiación de la segunda etapa del hospital, que comprende la torre de parqueaderos, farmacias y un centro intergeneracional para población discapacitada, mujeres y adultos mayores. Estos trabajos costarían cerca de $40.000 millones, en palabras del edil Restrepo. Esa plata y las respuestas oficiales de la Secretaría de Salud local están por ahora embolatadas.