A la 1:35 de la tarde de este 18 de enero despegó desde Tolú (Sucre) el vuelo en el que Kenzo, un perro de raza Pomerania, perdió la vida.
“Durante el trayecto el perro se sintió desesperado: estaba inquieto y lloraba”, relata una de las dueñas de este canino y añade que la azafata del vuelo 7717 las obligó a mantener la mascota encerrada, pese al estrés que reportaba el animal.
“Nos obligaron a tenerlo encerrado y en el piso, ni siquiera nos permitieron tener el guacal en las piernas para que el perro nos viera y se sintiera tranquilo”, continúa la dueña de Kenzo.
El vuelo fue operado por la aerolínea Satena y tenía como destino Medellín.
Según la explicación de la aerolínea, el animal viajó en compañía de dos mujeres y un perro más. “Fueron transportados en la cabina de pasajeros junto a sus dueños, cada uno en su respectivo guacal de tela con ventilación para garantizar su seguridad y comodidad, así como la de los demás pasajeros”.
Hacia las 2:40 de la tarde el vuelo 7717 aterrizó en el aeropuerto Olaya Herrera. Kenzo había dejado de llorar.
“Abrimos el guacal para ver cómo estaba y nos dimos cuenta que se había ahogado. A pesar de todo lo que hicimos (respiración boca boca y masaje cardíaco) no fue posible salvarlo”.
Satena lamentó el fallecimiento de Kenzo y aseguró que ellos cumplen con todos los protocolos y estándares de calidad “que están establecidos en las políticas de la compañía, de acuerdo con la normatividad aeronáutica colombiana”.
Según la aerolínea, sus vuelos tienen la temperatura y niveles de oxígeno adecuados y explicaron que en el vuelo se transportaron otras mascotas que no sufrieron ningún tipo de afectación.
Entre tanto, las dueñas se mantienen en que la muerte de Kenzo se puedo evitar y calificaron el hecho como una tragedia que les causa un dolor enorme.
La muerte de esta mascota se produjo un año después de la de Homero, el American Bully, que pertenecía a María Fernanda Echeverry y que falleció en la bodega de un avión de la aerolínea EasyFly.