En el audio, un hombre relata que un alto oficial de la Sijín, muy asustado, le confesó que hay una situación crítica de robo de niños en Medellín, y que se debe a un “pedido” de trata de blancas o de robo de órganos. En otro dicen que hubo 20 intentos de rapto en cuestión de horas.
Tras escuchar ambos audios la semana pasada, Adriana Ramos entró en pánico y optó por no enviar durante dos días a sus hijos al colegio ubicado en Robledo.
Las historias de los audios son falsas, pero provocó esta reacción no solo en Adriana sino en varias familias que, tras recibir estas cadenas de Whatsapp, llenaron los chats de grupos familiares y de colegios diseminando el miedo.
Según la Secretaría de Seguridad, estas mismas historias habían circulado hace seis meses. De hecho, señalan, son las mismas que se difunden de manera cíclica, con algunos cambios en las versiones.
Rastreando los orígenes de estas cadenas, según el comandante de la Meval, Javier Martín, han encontrado que en los últimos cinco años han circulado las mismas historias a nivel nacional. Incluso hace cuatro años una cadena por Whatsapp que hablaba sobre el falso robo de un niño en la localidad causó una tragedia, luego de que cientos de habitantes en Ciudad Bolívar, Bogotá, asesinaran a un hombre y lincharan a otros dos.
Sin embargo, la Secretaría de Seguridad y la Policía aseguran que aunque se enfrentan periódicamente a este tipo de desinformación, nunca dan por sentado la falsedad de la misma. Ante la aparición de estas cadenas, asegura el general Martín, han destinado equipos de inteligencia y policía judicial, de la mano de la Fiscalía.
Lo cierto, según las autoridades, es que hoy no existen denuncias en la ciudad sobre rapto de menores de edad a las afueras del colegio ni una oleada de secuestros por cuenta de una banda organizada.
Entonces, ¿quiénes son los responsables de estos mensajes? ¿Qué es lo que buscan con esto? Según Martín Gámez los autores son delincuentes que tienen como fin generar zozobra en barrios y comunas y generar desconfianza entre la ciudadanía y las autoridades para minar su legitimidad, y así poder maniobrar con mayor impunidad en los territorios.
Para Viviana Quintero, experta en ciberseguridad de Red PaPaz, las cadenas de desinformación que circulan relacionadas con peligros sobre niños y niñas tienen como propósito detectar puntos vulnerables, ya sean de familias o comunidades educativas, para poder atentar de manera más efectiva contra el bienestar de los menores de edad.
Por eso, ante la amenaza reiterada y cíclica de estas cadenas, la forma más eficiente de contrarrestarla, dice la experta, es aprender a verificar información y saber reaccionar ante el surgimiento de estos contenidos.
Algunas pautas elementales para saber manejar la información que llega a las familias a través de redes sociales es consultarle a la persona que la envió si alguien conocido fue el autor de la información o quién se la envió.
También advertir si la información busca causar una emoción, como el rechazo, por ejemplo, mensajes en los que se hace énfasis en la supuesta inoperancia de las autoridades ante varios casos de secuestro.
Además es común que pidan reiteradamente creer en la veracidad de la historia. Esto es otra señal de alarma.
Eso sí, aunque las autoridades recalcan sobre la falsedad de estas amenazas, sí reiteran la necesidad de seguir reforzando la protección de los menores de edad, consultar fuentes oficiales y denunciar a la línea 123 cualquier actividad sospechosa en los entornos educativos. Además, tejer redes de cuidado entre padres de familia y mantener canales abiertos en todo momento entre docentes, directivos y padres de familia para verificar situaciones en tiempo real.