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Cárceles: los abrazos seguirán detenidos

EL COLOMBIANO visitó el Complejo Penitenciario de Pedregal, para mostrar cómo se vive allí la pandemia.

  • En las nuevas visitas no hay contacto físico. La mayoría de los internos no ha recibido a nadie en un año. FOTO Julio César Herrera
    En las nuevas visitas no hay contacto físico. La mayoría de los internos no ha recibido a nadie en un año. FOTO Julio César Herrera
  • Cárceles: los abrazos seguirán detenidos
  • El Inder hizo un reinado en cada patio para conmemorar el Día de la Mujer. Lina Rave (izq.) ganó en el 15.
    El Inder hizo un reinado en cada patio para conmemorar el Día de la Mujer. Lina Rave (izq.) ganó en el 15.
  • La jardinería es una de las actividades con las que las internas pagan tiempo de sentencia. Ayuda a relajarse.
    La jardinería es una de las actividades con las que las internas pagan tiempo de sentencia. Ayuda a relajarse.
  • Las visitas tipo entrevista se realizan desde el 3 de marzo. Se recibe un máximo de 50 personas al día.
    Las visitas tipo entrevista se realizan desde el 3 de marzo. Se recibe un máximo de 50 personas al día.
Cárceles: los abrazos seguirán detenidos
14 de marzo de 2021
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Hacía un año que Álvaro no veía a Yésica, de quien se enamoró en la Cárcel de Pedregal cuando ella iba a visitar a un familiar. Por eso se puso la mejor ropa y hasta se perfumó. Cuando bajó del patio hacia la sala de visitas no podía ocultar la sonrisa, esperó un rato hasta que al fin apareció, pero contuvo el impulso de abrazarla. En esta nueva normalidad no es posible el contacto estrecho como abrazos o besos.

“Hace un año no abrazo a esta mujer”, dijo Álvaro, mientras le sostenía la mano a su pareja bajo la pantalla de vinilo que los separaba. “Los días aquí han sido muy duros, de mucha soledad, de extrañar a los seres queridos y saber que todo el mundo al rededor está en las mismas condiciones. Allá adentro hay mucho estrés. Para mí la visita es lo que me da energía para continuar una semana más en este encierro sin enloquecer, escuchar esas palabras de aliento, ver esas sonrisas, mirar a los ojos. Todo eso sirve para que uno siga adelante”.

Álvaro es paciente psiquiátrico y sabe que el estrés cobra factura, por eso trató de invertir su tiempo conversando con sus compañeros de patio, haciendo deporte, meditando, leyendo, e intensificó las llamadas a sus seres queridos, para de alguna manera sentirlos más cerca. “Solo puedo decir que ha sido muy difícil, y que la he extrañado mucho”, dijo refiriéndose a Yésica.

El 16 de marzo de 2020 el Ministerio de Salud prohibió las visitas en establecimientos penales y carcelarios, y el Inpec lo cumplió a rajatabla. Inicialmente ni los abogados podía asistir a las cárceles. Pero independientemente de esta medida los casos de covid-19 fueron creciendo en las celdas y aunque los hechos más sonados fueron los de Villavicencio (Meta) y Leticia (Amazonas), donde los casos superaron el 50 % de los reclusos, en los demás penales las cifras también preocupaban. Hasta el pasado 10 de marzo 22.517 personas privadas de la libertad contrajeron el virus, así como 1.848 funcionarios del Inpec, según esta institución.

Y este 3 de marzo volvieron las visitas a las cárceles del país, luego de que la Corte dijera que no puede cercenarse ese derecho a los privados de la libertad (ya en diciembre había habido un piloto en varias cárceles, pero tres semanas después fue suspendido por el segundo pico de la pandemia).

Ahora las visitas son tipo entrevista: cada privado de la libertad puede escoger a una de las 10 personas que tiene autorizadas para que lo visite, el encuentro es de dos horas y está prohibiendo el contacto físico estrecho; es decir, no se pueden abrazar ni besar y una pantalla de vinilo separa al interno de su visitante. “En cada sala puede haber máximo 50 personas, 25 internos y 25 visitantes, tenemos una sala en la parte de hombres y otra en la parte de mujeres”, explicó Juan Diego Giraldo, director de la Complejo Penitenciario de Pedregal (Coped).

Los momentos más tristes se viven en la despedida. Érika no quería soltar la mano de su madre, luego de tanto tiempo sin verla. Se escuchan sollozos, “te quiero” y “te amo”, “piense en lo que le dije”, “cuando pueda le mando algo de platica”, se gritan unos a otros en el momento de desprenderse.

Y es que quién sabe cuándo esta pandemia los deje volver abrazar. Desde el 3 de marzo solo 400 de los casi 4.000 internos habría podido recibir a un visitante, pero lo cierto es que la mitad de los que se inscriben no llegan al encuentro.

El control de los brotes

“Para controlar los contagios en los patios hacíamos pruebas aleatorias, cuando nos salían con un 20 % de contagios aislábamos el pabellón entero, lo que nos ayudaba a controlar los brotes”, explicó el inspector Edwin Neira, coordinador del área de sanidad. Cuando las pruebas mostraban una incidencia menor se hacían cercos epidemiológicos por celdas y los casos sospechosos y confirmados iban a la zona de aislamiento individual. En total realizaron 1.642 pruebas de las cuales 332 resultaron positivas.

Pero no solo acudieron a las medidas ortodoxamente establecidas para estos casos. Germán González Laverde, subdirector de la Coped, cree que gran parte del éxito de la estrategia estuvo en la moringa, aunque hay que señalar que hasta la fecha no se conocen estudios científicos que demuestren su efectividad para tratar esta infección. “Supimos que en Villavicencio estaban haciendo bebidas de moringa para paliar la epidemia y conseguimos con fincas vecinas que nos regalaron mucha, también nos enviaron dos camionados de Villavicencio, les entregamos a la población privada de la libertad. Yo mismo fui muy insistente con los adultos mayores para que la tomaran, y gracias a Dios aquí no hubo ningún deceso”.

Eso hasta la semana pasada cuando una adulta mayor del sector de mujeres se cayó y se fracturó la cadera. “Tuvo que ser hospitalizada y contrajo el virus, ella falleció allá mismo en el hospital, esa es la única muerte por covid que hemos tenido”, contó González.

Atender las necesidades no ha sido tarea fácil, la población privada de la libertad mantuvo el estrés al límite, por lo que fue necesario que las directivas buscaran soluciones. En diciembre, por ejemplo, el Inpec permitió el ingreso de un “caserito” por interno (almuerzo que llevan los familiares a la cárcel), y durante todo el año han tenido el acompañamiento del capellán de la Iglesia Católica; actualmente se estudia la posibilidad de que entren pastores y asesores espirituales de otros credos, para que hagan su acompañamiento.

Además, con ayuda del Inder realizaron actividades deportivas y culturales en cada patio. De hecho, durante la visita del equipo periodístico de EL COLOMBIANO, Lina María Rave, quien lleva 16 meses recluida en esa prisión, ganó el reinado del patio 15, que se hacía en el marco de la conmemoración del Día de la Mujer.

“Ha sido muy difícil porque la familia hace mucha falta, uno está acostumbrado a la visita, al contacto físico, aunque fuera semanal, pero ahora no hay esa posibilidad. Aquí hemos podido soportar todo este tiempo gracias a las compañeras. Hacemos muchas actividades, el Inder viene, mandan los talleres de escuela, entonces procuramos estar entretenidas para relajarnos”, anotó Lina

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