Los vecinos de la quebrada Doña María, a la altura del corregimiento de San Antonio de Prado, volvieron a sentir este fin de semana la furia de las lluvias. Hacia las 4 de la tarde de este domingo, en medio de un aguacero que se desató sin previo aviso, el sonido de las sirenas les hizo recordar el permanente peligro de vivir cerca a sus aguas caprichosas.
Aunque el miedo se extendió desde la parte baja del valle, en el barrio Villa Lía de Itagüí, hasta las empinadas faldas de San Antonio de Prado, fue la casa de Over Luis Paternina Jiménez, ubicada en la vereda Las Playas de este último corregimiento, la que sintió con mayor fuerza la embestida de la corriente.
Acompañado por su familia, mientras pasaba la tarde del domingo viendo una película, Over cuenta que el agua y el lodo lo tomaron por sorpresa. Colándose por debajo de la puerta y extendiéndose velozmente por el piso, en cuestión de minutos el agua inundó su casa, arrasando a su paso con camas, colchones, muebles, estantes y electrodomésticos.
A las afueras de su casa, mientras la corriente de la Doña María subió al nivel de un pequeño puente vehicular, arrastrando troncos y grandes piedras, fue una creciente de un afluente cercano que se taponó la que ocasionó la emergencia.
Pese a que de inmediato comenzó a luchar contra la corriente y buscó con desespero drenar la inundación, sus esfuerzos fueron inútiles. Hacia las 7 de la noche, tres horas después de la emergencia, Over cuenta que arribó el Cuerpo de Bomberos y funcionarios del Dagrd, pero fue poco lo que pudieron hacer, más allá de recomendarle evacuar su hogar ante el riesgo de una nueva creciente.
“Según me cuentan los vecinos hace muchos años atrás ya había pasado algo parecido. Para tratar de que no se repita, el caño tendría que empezar a limpiarse de palos y rocas de forma más constante, y nosotros levantar un poco más el muro”, expresó Over, mientras un grupo de vecinos armados con palas le ayudaban a limpiar el barro de su casa.
Además de Over, miles de habitantes del corregimiento también vivieron con preocupación las precipitaciones de este domingo. Y es que de acuerdo con los datos del Sistema de Alertas Tempranas del Valle de Aburrá (Siata), de las 13 sirenas que se activaron ayer, al menos ocho eran de la zona de influencia de la quebrada Doña María.
Bernardo Mejía Restrepo, subsecretario de Gestión del Riesgo de Itagüí, explica que las autoridades están en alerta porque las lluvias de este año han sido especialmente intensas, lo que ha ocasionado que los niveles de la Doña María sean los más altos de los últimos 30 años.
Aunque el funcionario explica que las emergencias de este año principalmente se asocian a esa intensidad de la ola invernal, añade que también influye el comportamiento de muchos ciudadanos, que lanzan escombros a las quebradas y aumentan el riesgo de represamientos.
El llamado para la comunidad, agregó, es cuidar estas fuentes hídricas y atender las recomendaciones oficiales para evitar tragedias, por ejemplo atendiendo las órdenes de evacuación cuando suenan las sirenas del Siata.
Liliana María Taborda González, subdirectora de Ecosistemas de Corantioquia, recomendó prestar atención a señales como el aumento en la cantidad de sedimentos o la disminución de los caudales también es clave para anticiparse a la ocurrencia de crecientes o avenidas torrenciales. “En caso de observar alguna de estas señales debe darse aviso inmediato”, dijo.
Finalmente, Andrés Bilbao, del equipo del Siata, señaló que para esta semana se auguran porcentajes de humedad superiores al 80%, por lo que se recomienda a la ciudadanía de mantenerse alerta.