La Universidad de Antioquia confirmó que las honras fúnebres del doctor Francisco Lopera, quien falleció este martes 10 de septiembre a sus 73 años, se realizarán en la patrimonial parroquia Jesús Nazareno, el emblemático templo que está a escasos pasos de la Facultad de Medicina de la UdeA y del San Vicente Fundación.
Las honras se realizarán a las 10:00 de la mañana y se espera que además de su familia, amigos, colegas y comunidad de la universidad asistan decenas de ciudadanos pues, tal como lo corroboraron las reacciones por su muerte, el investigador se había convertido en un personaje ampliamente reconocido y admirado entre los antioqueños.
Desde la UdeA señalaron que una vez pasados estos días complejos para la familia, y en común acuerdo con el entorno familiar del científico, definirán la fecha en la que la universidad le rendirá un sentido homenaje para honrar la vida y el legado del investigador nacido en Santa Rosa de Osos, quien lideró durante 40 años varias investigaciones claves con repercusión mundial para encontrar una cura y tratamientos para prevenir el alzhéimer.
El templo donde lo despedirán es uno de los más emblemáticos de la ciudad. La iglesia tiene como singularidad las dos caras que la conforman, una que da hacia Carabobo y que es el último rasgo de la ermita construida hace 126 años, y la otra hacia Juan del Corral, una majestuosa fachada de estilo neogótico erigida en 1941.
En las entrañas de la parroquia reposan más de 40.000 osarios que la convierten en la más grande cripta existen en parroquia alguna en Medellín, un lugar singular y cargado de simbolismo para despedir a un hombre que además de librar con las armas de la ciencia la batalla contra el alzhéimer, se convirtió en un divulgador de la enfermedad lo que sirvió para desmontar mitos y abrirle espacio en la opinión pública el complejo debate sobre las condiciones sociales, culturales y económicas de los pacientes de alzhéimer y sus familias cuidadores, algo que le mereció apelativos como “héroe” y “ángel” por parte de las familias.
Su despedida será también a escasos metros de la Facultad a la que llegó hace 56 años. A los 17 años Francisco Lopera Restrepo le dijo a don Luis, su papá, que quería viajar a Medellín para terminar su último año de bachillerato y luego estudiar medicina en la Universidad de Antioquia. Su papá le contestó que no, que él no era tan inteligente para estudiar medicina. Francisco, convencido de que era capaz, le pidió el favor a una monja del colegio que le escribiera una carta al papá donde le explicara que él era lo suficientemente inteligente para presentarse a la Universidad y lo dejara ir. La carta se escribió. Don Luis se convenció y Francisco viajó a cursar su último año de colegio a la capital del departamento. Un año después, cuando se enteró de que había pasado a la UdeA, llamó a su papá en Yarumal y lo primero que dijo fue: “Papá, soy médico”.