“La familia lo trajo porque perdía la memoria y estaba cambiando de comportamientos. A raíz de eso ya no podía trabajar, se embolataba para ir a ordeñar las vacas o hacer las labores en el campo”, comentó Lopera en una entrevista para Radio Ambulante.
Durante la hospitalización de ese “paciente cero” –en las que se le realizaron varias pruebas de memoria e incluso de racionamiento matemático, Lopera se dio cuenta de que el paciente tenía unos trastornos de memoria muy parecidos a los que padecen los pacientes de alzhéimer.
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Según su entrevista con Radio Ambulante, el interés de Lopera por dicha enfermedad se remontaba a sus 19 años, cuando su abuela empezó a demostrar síntomas de este mal. “Me hice la promesa de que cuando fuera médico haría lo posible para que ninguna abuela sufriera lo que sufrió la mía de llegar a no reconocer a sus propios hijos”, detalló el reconocido médico.
Sobre el “paciente cero”, había un asunto que intrigaba al médico Lopera y era que si bien todo concordaba a que padecía Alzhéimer, esta enfermedad comenzaba a manifestarse a los 65 años y no a los 47.
Consultando con la familia del paciente, sus allegados comentaron que su madre y uno de sus abuelos maternos presentaron los mismos síntomas de pérdida de memoria en edades similares.
“Con ese diagnóstico nos fuimos para Belmira a investigar las historias de demencia de esos familiares y de esa manera reconstruimos la primera familia colombiana con una forma genética de demencia hereditaria tipo Alzhéimer, que después, en la década del 90 se comprobó que era consecuencia de una mutación”, detalló Lopera en un posterior diálogo con EL COLOMBIANO.
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En la década del 80 se identificó una forma familiar de Alzhéimer que era hereditaria, solo en 1995 se comprobó que era producida por una mutación en el cromosoma catorce. Esa fue la primera familia.
“A partir de esa primera familia de Belmira apareció una segunda en Yarumal con una historia muy similar: un vendedor de chance que consultó porque estaba perdiendo la memoria y se equivocaba al hacer las boletas o al cobrar o al pagar, por lo que tenía muchas dificultades. Lo evaluamos y sí, tenía pérdida de la memoria, estaba haciendo una demencia tipo Alzhéimer, tenía 45 años y su padre había tenido lo mismo, su abuelo lo mismo y varios tíos también, entonces reconstruimos la segunda familia. Después hicimos lo mismo con otra familia de Angostura”, detalló el finado médico en ese diálogo con este diario.
Desde entonces, y con muchísimo esfuerzo, el profesor Lopera comenzó un arduo camino junto a su equipo para desentrañar los misterios del Alzhéimer en Antioquia y así obtener la cura para esta mortal enfermedad.
En su investigación pudo documentar hasta 25 familias identificadas y estudiadas, todas ellas con formas hereditarias de demencia: Alzhéimer genético al que se le ha llamado la “mutación paisa”.
A lo largo de ese camino de décadas, Lopera y su grupo lograron amplios reconocimientos. El último fue el Potamkin Prize for Research in Pick’s, Alzheimer’s, and Related Diseases, que le otorgó el 14 de abril pasado en Estados Unidos la Academia Americana de Neurología y la Fundación Americana del Cerebro.
Lopera se convirtió en el primer latinoamericano en recibir este galardón, considerado el más prestigioso en el campo de la investigación de las enfermedades neurodegenerativas en el mundo, es el equivalente a un premio Nobel.
Paz en su tumba.
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