La Comunidad de Paz de San José de Apartadó fue reconocida en España por sus 25 años apostando a la memoria, la reconciliación y el respeto de los derechos humanos. Este lunes 24 de octubre la organización, que nació en el Urabá antioqueño, recibió el Premio por la Paz, entregado por la Asociación para las Naciones Unidas (Anue).
Se trata de una ONG internacional defensora y promotora de los derechos humanos, reconocida como un puente entre la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la sociedad civil en España. El premio tiene el apoyo de la Diputación de Barcelona y reconoce a la Comunidad de Paz de San José de Apartadó por “su lucha a favor de la construcción de paz en Colombia”.
El galardón es entregado desde hace aproximadamente 40 años a organizaciones sociales y de derechos humanos o ciudadanos que trabajan por difundir y cumplir los objetivos de la Carta de las Naciones Unidas. Y se entregó el 24 de octubre porque esa es la fecha en la que se fundó la organización mundial.
Recorrido de 25 años a favor de la paz
La Comunidad de Paz de San José de Apartadó es reconocida en Antioquia porque no ha cesado su resistencia y su trabajo por la paz y los derechos humanos, pese a que ha vivido en carne propia una historia de sangre y horror por cuenta del conflicto armado.
Tras sufrir dos masacres, los habitantes del corregimiento San José de Apartadó, ubicado en Apartadó (Urabá antioqueño) decidió declararse comunidad de paz el 23 de marzo de 1997. En esa época, el casco urbano del corregimiento estaba vacío porque gran parte de las familias se habían desplazado por causa de la violencia que, además, dejó varios líderes asesinados.
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Con la declaratoria tenían la esperanza de que sus derechos humanos fueran respetados, pero tuvieron que vivir aún muchas muertes, masacres, desplazamientos y otras violaciones a su integridad individual y colectiva. Sin embargo, la consigna siempre fue clara: seguir resistiendo en paz.
Según su propio relato de la historia, esta comunidad ha sufrido masacres, como la de abril de 1999, cuando murieron tres de sus integrantes; la de febrero de 2000, cuando fueron asesinados cinco miembros más; la ocurrida en el caserío de La Unión, donde fueron asesinadas seis personas, varias de ellas líderes de la comunidad. La última masacre ocurrió el 21 de febrero de 2005 y asesinaron a Luis Eduardo Guerra, uno de los líderes históricos, y su familia.
Desde entonces, no han cesado de visibilizar los hechos de violencia que se siguen presentando, pero no permiten que su territorio sea inundado de nuevo por la guerra.
Entre los últimos hechos está el asesinato de un joven campesino, el pasado 24 de septiembre, el cual habría sido perpetrado por paramilitares, de acuerdo con la versión de la comunidad.