Dos de los responsables de la desaparición y asesinato de Maximiliano Tabares Caro, de 6 años, en un ritual satánico ocurrido entre Segovia y Remedios ya recibieron su condena judicial por estos hechos. La decisión afectó a dos de quienes no son los familiares directos del menor, desaparecido el 20 de septiembre de 2022 y hallado muerto 36 días después en una vereda de Segovia.
Uno de los procesados por este delito fueron Robinson Esmit Arboleda, alias Orejas o El Orejón, quien entregó la información para dar con el paradero de este menor en la vereda Cuturú Alto, de Segovia. A este hombre le dieron una condena de 40 años y 10 meses de prisión, luego de llegar a un preacuerdo con la Fiscalía y ser condenado por los delitos de homicidio agravado, tortura agravada y desaparición forzada.
La otra persona condenada fue Susana Ceballos Zapata, alias la Discípula o la Sumisa, quien es la compañera sentimental del condenado y quien recibió una sentencia de cinco años y ocho meses de prisión por favorecimiento de homicidio agravado, favorecimiento de tortura agravada y favorecimiento de desaparición forzada agravada, todo también mediante un preacuerdo, aseguró el director seccional de Fiscalía Antioquia, Daniel Parada Bermúdez.
Ambos eran integrantes de la estructura delincuencial Los Carneros, quienes se encargaban de realizar rituales satánicos con el objetivo de buscar guacas de oro en el Nordeste antioqueño y por lo cual se presentó la desaparición de este menor, al parecer, culpándolo de obstruir este objetivo, según le atribuían a algunos espíritus.
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Por la muerte de este menor se encuentran en etapa de juicio tres de sus familiares: Sandra Patricia Caro Pérez, alias La Cacica y madre del menor; Fabio Andrés Carmona Ramírez, alias Líder y padrastro de Maximiliano; Damaris Estela Pérez Escalante, alias Mary, su abuela, y Fabián Alberto Monsalve, alias Meditador.
Cuando se realizó el proceso investigativo para dar con la captura de estas seis personas se encontraron muñecos de vudú, libros de esoterismo y bebedizos que serían utilizados para estos rituales.
La desaparición de Maximiliano se registró en la noche del 20 de septiembre en el corregimiento La Cruzada, de Remedios, y un día después Sandra Patricia salió preguntando por él, después de, supuestamente, haberlo mandado a la tienda del sector.
Sin embargo, testigos aseguraron que vieron al pequeño entrar por última vez a la vivienda de la abuela, en el barrio Gaitán, de Segovia, y en esa noche los testigos escucharon algunos gritos y sinitieron un fuerte olor a azufre, aunque sin imaginarse siquiera lo que le habría podido suceder a este pequeño.
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Fue en la tarde del 27 de octubre que las autoridades encontraron en una zona distante a una hora y 30 minutos del casco urbano de Segovia el cuerpo sin vida de este menor, con algunos signos de tortura y muerto mediante asfixia, según trascendió en el dictamen de Medicina Legal.