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Vecinos de la quebrada La Iguaná viven con miedo a otra creciente

Colapso de cuatro casas la semana pasada los tiene en alerta. Hubo deslizamiento en placa polideportiva.

  • Tras el colapso de las cuatro viviendas, la semana pasada, se envió maquinaria a la zona para trabajos de remoción que mitiguen los riesgos. Comunidad pide acciones de fondo. FOTOS jaime pérez
    Tras el colapso de las cuatro viviendas, la semana pasada, se envió maquinaria a la zona para trabajos de remoción que mitiguen los riesgos. Comunidad pide acciones de fondo. FOTOS jaime pérez
  • Algunos habitantes de El Pesebre se niegan a abandonar sus casas, pese al riesgo inminente en que los pone la quebrada.
    Algunos habitantes de El Pesebre se niegan a abandonar sus casas, pese al riesgo inminente en que los pone la quebrada.
26 de mayo de 2022
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En menos de dos meses la quebrada La Iguaná ha tenido cuatro crecientes súbitas por las fuertes lluvias. El afluente, que nace en el sector Boquerón, en el corregimiento San Cristóbal, ha causado estragos y temor en los barrios aledaños, en donde algunos habitantes afirman que ha aumentado la frecuencia de crecidas que pueden generar emergencias. Y el miedo no es en vano.

El lunes 16 de mayo los residentes del barrio El Pesebre, de la comuna 13 (San Javier), amanecieron en medio de una emergencia que preveían desde hacía días. Tarcisio Agudelo empacó bien sus cosas durante el fin de semana y salió de casa como medida preventiva; las grietas en los muros eran cada vez más anchas y la lluvia de esos días aumentó la alarma. La Junta de Acción Comunal (JAC) acogió las alertas del Siata y convenció a los habitantes de las viviendas con mayor riesgo para que evacuaran.

Pero a Tarcisio no le alcanzó el tiempo para sacar sus pertenencias. Ese lunes en la mañana cuatro casas colapsaron, entre ellas la suya. Minutos antes tomó la decisión de no ingresar a la vivienda que ha habitado los últimos 33 años y que luego cayó ante sus ojos. El equipo técnico del Departamento Administrativo de Gestión de Riesgo de Desastres (Dagrd) confirmó que la emergencia, que no dejó víctimas, fue generada por la erosión del margen derecho de La Iguaná.

Persisten los riesgos

Posteriormente, en la comunidad, contó Luis Alberto Arias, otro vecino, se reunieron para hacer un sancocho para las personas afectadas y los trabajadores que se dedicaron a sacar escombros y material, con apoyo de maquinaria que enviaron al sitio. “Hay gente que donó cositas, pero también se promovió una donatón de cemento para hacer un muro de contención que se necesita”, manifestó.

Algunos habitantes de El Pesebre se niegan a abandonar sus casas, pese al riesgo inminente en que los pone la quebrada.
Algunos habitantes de El Pesebre se niegan a abandonar sus casas, pese al riesgo inminente en que los pone la quebrada.

Por su lado, desde el Dagrd recordaron que El Pesebre es zona declarada en alto riesgo, según determinaciones del Plan de Ordenamiento Territorial. Allí, agregó la entidad, las crecientes súbitas son una amenaza también ligada a que hay viviendas cerca al cauce que no cuentan con “una distancia que respete el margen de inundación que deben tener todas las cuencas”.

El Dagrd mantuvo inspecciones en el sector tras la última creciente súbita y el pasado martes evaluaron un deslizamiento ocurrido en la placa polideportiva del barrio, donde solo este 2022 se han ordenado 27 evacuaciones definitivas y una temporal.

Dora Ramírez, líder de la JAC, contó que esta situación los tiene atemorizados y hasta les ha quitado el sueño. Dijo la líder que desde 2018, cuando la quebrada se llevó varias casas, han mantenido una lucha para que la administración municipal haga una intervención de fondo que permita que habiten tranquilos.

De hecho, ayer varias dependencias de la administración municipal y una comisión de la Personería recorrieron el sector en compañía de algunos residentes para analizar la situación, afirmó Ramírez, quien al igual que otros vecinos cree que la quebrada se vio más afectada por el desvío del cauce durante la construcción de la vía hacia el Túnel de Occidente. Sin embargo, las autoridades municipales han reiterado que las construcciones irregulares muy cerca del afluente aumentan los riesgos.

Lo cierto es que La Iguaná, que desemboca en el río Aburrá-Medellín, ha tenido varias crecidas este año y ha causado miedo en otros sectores como Blanquizal, Olaya Herrera y El Paraíso. El 10 de mayo pasado, el Cuerpo de Bomberos de Medellín hizo inspección en San José de la Montaña, en el corregimiento San Cristóbal, ante riesgos por la creciente del afluente, que en los últimos días ha estado en nivel rojo. El 7 de abril, La Iguaná fue una de las cuatro quebradas con crecida y, de nuevo, afectó tres viviendas en El Pesebre. Y situación igual ocurrió el 31 de marzo, lo que obligó a la evacuación preventiva de varias viviendas de sectores aledaños.

En términos generales las quebradas también son propensas a tener crecientes súbitas por factores de riesgo que se agravan con eventos muy intensos de lluvia como los que se han presentado en los últimos meses.

Paola Arias, profesora de la Escuela Ambiental de la Universidad de Antioquia, explicó que entre dichos factores están deforestación en las partes altas donde nacen, acumulación de basuras o extracción de material para construcciones. La experta considera necesario analizar lo que sucede aguas arriba de estos cuerpos de agua para determinar otras situaciones que afectan.

De acuerdo con información del Área Metropolitana del Valle de Aburrá (AMVA), en el caso particular de La Iguaná ha sufrido transformaciones en su lugar de nacimiento por condiciones naturales e intervenciones antrópicas: “En ella se encuentran construcciones, depósitos de escombros en los retiros, minería y vertimientos, que le han afectado notablemente”.

Esta quebrada cuenta con una estación de monitoreo del Siata que genera alarmas. Una de ellas fue la que permitió que desde la JAC de El Pesebre, la semana pasada, tomaran precauciones.

Sin embargo, no pueden convivir para siempre con el temor y por eso esperan soluciones de fondo porque “la quebrada y el invierno no esperan a que se surta la tramitología”, anota Ramírez.

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