De sur a norte, el río Medellín cambia de aspecto al pasar por Barbosa, en inmediaciones de Porce. Allí, gran cantidad de espuma se mezcla con agua y piedras, un fenómeno que a muchos sorprende y que refleja el grado de contaminación del recurso hídrico en la región.
Pero el problema, según la autoridad ambiental, Corantioquia, no es responsabilidad exclusiva de algunos municipios. Todos, desde Caldas, pasando por La Estrella, Sabaneta, Envigado y Medellín, aportan con vertimientos para que el río, ya en Barbosa, acumule tanta contaminación.
El río Medellín o Aburrá nace a 3.100 metros sobre el nivel del mar, en el Alto de San Miguel, una zona de 1.600 hectáreas que en 2016 Corantioquia declaró Reserva Forestal Protectora.
Según Carlos Naranjo, subdirector Ambiental de Corantioquia, al norte, a 1.052 metros sobre el nivel del mar— donde se cruza con el río Grande y juntos forman el río Porce—este afluente llega con una carga asociada a “vertimientos de diferentes tipos, no solo domésticos, sino actividad comercial e industrial”.
“Esa carga se recoge a lo largo del área metropolitana, porque si bien contamos con la planta de tratamiento de San Fernando (sur), esta tiene un porcentaje de remoción para esa zona, pero es por debajo del 100 por ciento”, dijo.
Naranjo agregó que aguas abajo, hacia Bello, actualmente se construye otra planta de tratamiento, pero no ha entrado en operación. Añadió que esta será fundamental, porque terminará de recoger buena parte de los vertimientos del Valle de Aburrá.
“En el norte el río baja con condiciones de oxígeno mínimas. Ahí se encañona más, tiene condiciones de altura y genera que cuando el agua choca con las rocas, ayude a generar espuma”, señaló.
Para Edinson Muñoz, biólogo y exdiputado de Antioquia, acabar con la contaminación del río, especialmente en el norte, depende de la entrada en operación de la planta de tratamiento de Bello, de los planes de manejo y de acciones que surgen desde los hogares.
“La principal medida a adoptar tiene que ver con el uso de detergentes y aceites. Es un asunto aplazado hace muchos años, los vertemos al río, contaminan, se acumulan y no se disuelven en el agua. Tenemos que utilizar productos que sean biodegradables”, concluyó .