Un juez de la república le impuso una condena de más de 50 años de cárcel al padrastro y la madre del niño de 6 años Maximiliano Tabares Caro, quien fue asesinado en zona rural del municipio de Segovia en medio de un ritual de santería en 2022.
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Según informó la Fiscalía, la justicia encontró culpables esos dos cuidadores del menor de los delitos de homicidio, tortura y desaparición forzada agravados, otorgando una de las penas más altas estipuladas en la ley.
El crimen contra este menor de edad, que conmocionó al departamento a finales de 2022, terminó saliendo a flote luego de 36 días de incertidumbre, en la que los que las autoridades habían desplegado un operativo para dar con el niño, quien fue visto con vida por última vez el 20 de septiembre de ese año y que fue reportado como desaparecido por su propia madre.
A pesar de esa denuncia inicial, los vecinos de una casa en la que habría ocurrido el crimen, situada a escasos 10 minutos del parque principal de Segovia, comenzaron a relatar que durante la noche del 20 de septiembre el menor habría entrado por última vez a la vivienda de su abuela, en medio de estrujones y forcejeos con sus cuidadores.
De acuerdo con esos testimonios, en dicha vivienda eran comunes los ruidos y movimientos extraños a altas horas de la noche, al parecer por la realización de rituales de santería.
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“Yo vi cómo entraba al niño y, mejor dicho, si ella fuera mi mujer y el niño, mi hijo, el problema sería grandísimo. Lo que no nos imaginamos era lo que iba a pasar después”, expresó uno de los vecinos a este diario en octubre de 2022.
Además de los forcejeos que habría sufrido el menor, otros testigos relataron que durante aquella noche del 20 de septiembre la vivienda estuvo llena de luces de velas y el olor a ropa quemada.
Todos estos movimientos habrían cesado al día siguiente, cuando el menor no volvió a ser visto en el pueblo.
El 27 de octubre de 2022, en medio de varios interrogatorios por parte de las autoridades, habrían terminado siendo los mismos responsables del menor los que indicaron en dónde se encontraba su cuerpo, que fue exhumado en la vereda Cuturú Alto de Segovia, en un paraje ubicado a más de una hora y media de la vivienda en la que había desaparecido.
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Según relató la Fiscalía, inicialmente la madre de Maximiliano habría asegurado en un interrogatorio que su hijo había desaparecido luego de desplazarse a una tienda situada en el corregimiento La Cruzada para hacer una compra, esta última ubicada en el vecino municipio de Remedios.
“Sin embargo, la investigación, liderada por un fiscal de la Seccional Antioquia, probó que los hoy sentenciados en realidad lo transportaron en un motocarro a una zona rural”, sostuvo la Fiscalía en un comunicado, señalando que en medio de sus pesquisas lograron establecer que tanto la madre como el padrastro de Maximiliano hacían parte de una secta conocida como “Los Carneros”, responsable de someter al menor a múltiples golpizas con el objetivo de encontrar una supuesta guaca.
De acuerdo con los reportes emitidos desde Medicina Legal, se confirmó que el niño falleció luego de recibir un golpe con un objeto contundente, que le ocasionó un trauma craneoencefálico.
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Luego de analizar el material probatorio entregado por la Fiscalía, el juez a cargo del caso encontró culpable a la pareja y les impuso una pena de 51 años y 8 meses de prisión.
En medio de dicho proceso, el juez decidió absolver a la abuela del niño.
Finalmente, la Fiscalía aclaró que dicha condena hace parte de una sentencia de primera instancia y podría ser apelada.