Después de los desmanes causados por más de 700 indígenas en la Alcaldía de Medellín el pasado miércoles, el despacho del alcalde Daniel Quintero tomó la decisión de instalar unas vallas metálicas de dos metros para controlar el ingreso al Centro Administrativo La Alpujarra.
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Desde la Alcaldía señalaron que el ingreso a La Alpujarra para la ciudadanía que requiera adelantar diferentes trámites es completamente normal y que la medida tiene como objetivo prevenir nuevos desmanes. Por eso, además de las enormes rejas, en el lugar está haciendo presencia continua el Esmad y hubo un incremento del pie de fuerza policial.
Los indígenas, por su parte, que se encuentran alojados en el coliseo Carlos Mauro Hoyos, advirtieron este jueves que si no llegan a acuerdos pronto volverán a tomarse la Alpujarra. Así lo advirtió a EL COLOMBIANO el gobernador embera katío, Rodrigo Vitucay Tequia, quien fue incluso más allá y aseguró que “llegarán más indígenas de la guardia a apoyarnos porque en Andágueda somos 9.000”.
Por ahora, el diálogo entre Alcaldía y comunidades indígenas parecen en un punto muerto. Este jueves el alcalde salió a decir en un video que intenta salvarle la vida a dos niños indígenas con desnutrición aguda. Algo que no fue bien recibido por parte de los indígenas porque, señalan que la alcaldía de Quintero interrumpió el servicio que ofrecía el Buen Comienzo de Niquitao que tradicionalmente atendía a parte de los niños indígenas desplazados en Medellín.
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Al margen de esto, el tema de las vallas vuelve a poner sobre la mesa el debate por la utilidad y conveniencia de los cerramientos, una práctica ya sistemática de la administración Quintero, tal como lo hizo dos veces en Plaza Botero y como lo hizo en 2020 con todo un barrio, en Sinaí, al que cercó, según él, como medida epidemiológica para frenar los contagios en los primeros meses de la pandemia.
Desde diferentes sectores de la ciudadanía le han pedido a Quintero que evite estas decisiones de cerrar el espacio público que entorpecen el diálogo ciudadano. Por otro lado, desde la alcaldía defienden esta como una medida preventiva, y es que en los últimos días hubo dos hechos violentos en La Alpujarra, pues además de la toma indígena, el pasado 15 de febrero, durante la marcha de la derecha y el uribismo decenas de personas ingresaron violentamente al centro administrativo.