El bicho que contagió el cuerpo de millones de personas alrededor del mundo dejó secuelas que cada vez son más claras. Aunque la mayoría de personas que desarrollaron el covid-19 se recuperaron por completo, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de este año, aproximadamente entre el 10 % y 20 % de la población experimenta secuelas que dejó este virus a largo y corto plazo.
Si bien las investigaciones son preliminares, ya se han consolidado algunas afecciones que ocurren después de haber tenido este virus, conocido en este caso como “covid de larga duración”.
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Los síntomas prolongados, según la OMS, pueden aparecer y desaparecer o incluso reaparecer con el tiempo. Uno de los más comunes es la sensación de fatiga. Sentirse con falta de energía y de motivación. Esto puede estar relacionado con el esfuerzo físico y al estrés emocional que provocó la enfermedad y la pandemia en general.
Así como la fatiga, al no tener la suficiente motivación, puede aparecer la apatía. Entrar en un estado de desinterés y falta de motivación o entusiasmo ante cualquier estímulo externo.
“Creo que también hay un trastorno de estrés postraumático social relacionado con covid: no fuimos diseñados para ver sufrir a los humanos”, dijo. “Si lo padeces, reconozce que se trata de un problema de cableado: el PTSD (Trastorno de estrés postraumático) literalmente reconecta nuestros cerebros y nuestros cuerpos. Si te sientes desencadenado y hablar no funciona, es hora de consultar con un terapeuta. No hay que avergonzarse de buscar ayuda”, dijo la doctora Cynthia Ackrill, experta en manejo del estrés y miembro del Instituto Estadounidense del Estrés.