La primera vez que escuché la palabra sarcopenia fue hace unos días, me pareció una palabra difícil de pronunciar y ajena, sin embargo, esta resultó ser más frecuente de lo que imaginé: se trata de una condición de salud donde una persona comienza a perder, significativamente, su masa muscular, afectando su postura y el movimiento, que son las funciones principales de los músculos sanos.
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Ocurre principalmente en el músculo esquelético —el que está unido al esqueleto— y es más frecuente en adultos mayores. Los casos en personas entre 70-79 años pueden estar en un 33 %, y en los mayores de 80 años, en un 43 %, según una investigación de 2021 realizada por médicos en Costa Rica.
La condición clínica no se encasilla solo en los adultos mayores, pues hay evidencia científica de adultos jóvenes que son propensos o que ya tienen el diagnóstico.
La investigación Sarcopenia en la juventud, publicada en la National Library of Medicine en 2023, concluyó que el riesgo de la sarcopenia comienza en la edad adulta temprana —entre los 18 a 24 años—, lo que resulta en una disfunción muscular exagerada en la vejez.
“A pesar de su importancia clínica, la investigación sobre la sarcopenia de aparición juvenil aún está en sus primeras etapas. Debido a la escasez de datos epidemiológicos y criterios estandarizados para la sarcopenia en la juventud, determinar la prevalencia en la población sigue siendo un desafío”, escriben los científicos que lideraron el estudio.
Sin embargo, los autores sí entregan una cifra preliminar según la evidencia que encontraron. Se estima que 1 de cada 10 adultos jóvenes, de la mayoría de los grupos étnicos, tiene sarcopenia.
En esto coincide la nutrióloga Érika White, quien explica que la afección no aparece solamente en la vejez, es decir, envejecer no es una sentencia de que aparecerá la la sarcopenia, ya que su diagnóstico se relaciona también con malos hábitos que se han replicado durante la vida.
“Si bien la edad predispone a tener baja masa muscular, porque por obvias razones se vuelven más sedentarios y baja la necesidad de carga energética, los jóvenes también pueden presentar una disminución de masa muscular, debido a que es una condición que aparece, principalmente, a causa de malos hábitos, como una mala alimentación y el sedentarismo”, dice la nutrióloga White.
Esto resume que tener una buena salud muscular requiere de cultivar hábitos como una alimentación sana y que las personas hagamos actividad física frecuente, principalmente enfocada en ejercicios de fuerza muscular para prevenir la disminución de la masa y también de la fuerza muscular, una condición a la que se le conoce como dinapenia.
Por otro lado, los científicos continúan estudiando las posibles causas de esta condición en los jóvenes además de malos hábitos, pues también puede ser causa del síndrome metabólico, deficiencia de vimina D, la endocrinopatía, el desequilibrio de la microbiota intestinal, enfermedades neuromusculares, insuficiencia orgánica, neoplasias malignas y enfermedades inflamatorias.
También es más propensa en personas con cáncer, ya que a causa del tratamiento y la enfermedad en sí misma, el cuerpo está más débil. Por otro lado, están las personas obesas y sedentarias.
Esta condición médica no está catalogada como una enfermedad, dice Érika White, pero sí puede producir enfermedades como ostopenia —el cuerpo no produce tejido óseo—, la osteoporosis —debilidad en los huesos— y hallazgos recientes han concluido que se relaciona con riesgo cardiovascular. “Puede haber un riesgo de infarto cerebral y coronario, además de enfermedades cardíacas”, concluye la médica.
Los síntomas
Según el Instituto Nacional del Cáncer (INC), los signos y síntomas de la sarcopenia son: debilidad, cansancio, falta de energía, problemas de equilibrio y dificultades para caminar y mantenerse de pie.
Todo esto puede llevar a otros quebrantos de la salud al provocar caídas, rotura de huesos y lesiones graves que podrían amenazar la capacidad de que la persona pueda cuidarse a sí misma.
“El síntoma principal es la fatiga. Pueden tener sarcopenia aquellos que tienen malos hábitos de vida, que se cansan fácilmente haciendo alguna actividad física, aquellos que están muy delgados o, por el contrario, los que están en obesidad por tejido graso. Pero es importante recalcar también que a veces no hay síntomas claros y se debe hacer una evaluación y diagnóstico con un equipo experto máquinas especializadas”, recomienda la nutrióloga.
La aclaración es importante porque, además, no existe un nivel estándar para detectar si la masa muscular está muy baja, pues se deben tener en cuenta variables como la estatura, peso y sexo.
¿Qué hacer?
Los médicos recomiendan mantener una vida activa, donde se entrenen y se ejerciten los músculos. La nutrición es también muy relevante, principalmente el consumo de proteínas de consumo animal, aunque si la persona es vegetariana, de la mano de un médico nutriólogo o nutricionista, podrá encontrar opciones para mantener la masa muscular en un estado sano. Y recuerde, la vejez no es tampoco un sinónimo de sarcopenia.
La médica nutrióloga Érika White recomienda una serie de proteínas de origen animal para nutrir los músculos y evitar que haya pérdida de masa muscular, haciendo la aclaración de que este consumo de alimentos se debe acompañar de sesiones frecuentes de actividad física, principalmente de ejercicios de fuerza muscular.
Los alimentos son: carne de res, cerdo, ternera, pollo, pavo, pescados, lácteos y huevos. Proteínas vegetales leguminosas como frijoles, garbanzos, lentejas, habas y otras como soja. Por el lado de los suplementos, recomienda la proteína Whey.