Si es de los que ya cumplió años en este 2020 y le tocó vivir esa fecha después de la pandemia, seguro recibió algo por domicilio, le llegó un regalo virtual o su celebración se hizo con varias pantallas encendidas. Este año trajo cambios hasta en eso, la forma de demostrar cariño: los abrazos se han ido aplazando y con un virus aún suelto hay que apelar a la creatividad y a seguirse cuidando.
Y llegó la Navidad, justo el momento de compartir. En otros años ponía el aguinaldo debajo del árbol con toda la familia reunida, ahora quizá lo tenga que adelantar en un envío o descubrir que hay otras maneras de regalar, no convencionales, es decir, más allá de esa camisa envuelta en papel.
Este 2020 ha sido difícil para muchos y el apoyo hacia el otro se ha incrementado, como detalló Comfama en la Encuesta Mundial de Valores que presentó el pasado mes de octubre: “La percepción de solidaridad entre personas ha demostrado ser mayor en Antioquia que en el resto del país”. Así que su regalo puede tener esta vez un propósito: regalar para ayudar a alguien más.
Impacto y solidaridad
La consultora de moda chilena Eva Medalla, quien asesora a varias marcas en América Latina, considera que desde hace varios años, y se afianzó con la pandemia, el ser humano viene con una necesidad bastante notoria de generar un impacto positivo desde el consumo, básicamente porque quieren significado. “Ahora que estamos separados de muchas personas, que ha sido un año medio introspectivo para muchos, la gente busca eso, entonces entre un producto que no tiene un impacto positivo y otro que puede valer lo mismo o un poquito más y que sí lo tenga, lo van a notar y lo van a preferir”.
Lo mismo piensa Ana Isabel Maya Salazar, responsable de emprendimiento en Comfama, que analiza cómo hay un tema cultural que está cambiando. “La mirada del consumo es distinta y está esa persona responsable que no solo va con la conciencia ambiental sino con la de comprar local. Más allá de eso se abrió un panorama de productos que no veíamos en lugares donde íbamos a comprar antes”.
Lina Sánchez Cano, de @decorazonacorazonregalos en Instagram, cuenta cómo en este 2020 ha sido notorio ese deseo colectivo de regalar con un propósito. “Se ha movido la solidaridad y vincularse a causas y ayudar a otras personas, y si eso está acompañado de un regalo, mucho mejor”.
Con un regalo hoy puede apoyar a creadores locales, fundaciones o ideas con causas sociales, ambientales y ecológicas. También regalar oportunidades, algo que tenga un sentido, un propósito evidente para uno mismo, los demás y el planeta.
Además la gente ya “busca un producto lo más ético posible en cuanto a la fabricación y en cuanto a su creación”, explica Medalla.
Estos son algunos ejemplos que encontramos, en compañía de los expertos consultados, que le sirven de inspiración para que en esta Navidad regalar vaya más allá que abrir un papel. La felicidad llega compartida.
Regalar oportunidades
Lina Sánchez cuenta que con los pañuelos solidarios que diseña la ilustradora Catalina Estrada y que vale cada uno $80.000 se aporta a varias causas sociales: al Laboratorio del Espíritu, una biblioteca rural en el municipio de El Retiro que forma a los niños en arte, educación y cultura; a las mujeres del Amazonas con la iniciativa de la fotógrafa Carolina Villegas para darles herramientas y semilas para sus sutento; a cuidar los Montes de María en alianza con la fundación Herencia Caribe que trabaja en la zona protegiendo ese bosque seco; a ayudar a la población en la Guajira con la fundación Caminos de Esperanza o a la de Providencia con una iniciativa para aportar tras el huracán con programas de siembra.
Otra propuesta es el kit navideño del parque Arví, para “mantener con vida la ilusión de productores, artesanos y familias que ven en el arte una forma de sostenerse”, cuentan desde su web parquearvi.org, en donde los pueden encontrar en la sección de la tienda. Hay tres kits que traen café, vino, chocolate y quesos que van desde 60.000 hasta 72.000 pesos.