Patas, hígados y corazones de pollo, huesos carnudos, vísceras, además de verduras como zanahoria, apio y brócoli son algunos de los ingredientes que, reunidos en un plato, componen el banquete que los perros que se pasaron a la dieta cruda o Barf se están comiendo.
A las 7:30 a.m., Miguel, un golden retriever de 2 años y medio y 40 kilos, espera paciente pero con mucho apetito a que su cuidador, Alejandro Quiceno, le sirva su única comida del día. La del jueves fue una mezcla de ala con costillar, pajarilla, hígado, zanahoria y ajo con yogur sin azúcar y aceite de oliva. En 3 minutos se lo devora.
Quiceno es el creador en Facebook y YouTube de El Taller Barf, y allí busca enseñar sobre “alimentación natural para perros y gatos, fresca, cargada de nutrientes y con el contenido de agua óptimo”, y lo mejor, según él, hecha en casa.
Según Quiceno, fue más o menos en 1993, en Australia, que se empezó a hablar de este tipo de dieta para las mascotas. En Colombia el tema es más reciente y en los últimos cuatro años ha tomado fuerza. Sin embargo, los perros, hasta antes de 1940 cuando surgen los concentrados, se alimentaban de las sobras de lo que se preparaba en casa. “Y eran más sanos y longevos”, señala Alejandro. La dieta Barf no es darles sobras, es prepararles platos crudos según sus necesidades.
Los concentrados están hechos a partir de granos y unos de los ingredientes más usados son el maíz y la soja, cuenta Alejandro. Además, asegura que incluyen preservativos para que puedan conservarse durante tanto tiempo. Por eso prefirió cambiarse a la dieta cruda y estar seguro de que su perro come algo que le da verdaderos beneficios.
“Los concentrados tienen alto contenido de carbohidratos. Ahora es muy común en los perros la diabetes y la obesidad, la enfermedad periodontal, sufren de los riñones y el cáncer está disparado”, comenta Quiceno.
Gracias a Martina
Martina tiene casi 10 años. Hasta que tuvo casi dos presentó alergias. Es una Corso Italiano, “una raza de talla gigante, es grande y pesada”, cuenta su dueño José Orozco.
Hasta antes de que sus alergias desaparecieran Martina visitó diferentes veterinarios y fue sometida a diversos tratamientos, pero ninguno fue sostenible en el tiempo. Las alergias siempre retornaban. No obstante, un día desaparecieron, y fue gracias a la dieta cruda que José conoció por un familiar.
Eso fue hace siete años, cuando aún en Colombia no se hablaba de dieta Barf y los veterinarios no la recomendaban por desconocimiento, relata Orozco. Pero él tuvo el acompañamiento de Carlos Mauricio Acevedo, médico veterinario de Vital, quien conocía los beneficios de esa alimentación por sus estudios en Estados Unidos.
“Los cambios en Martina fueron impresionantes y en muy corto tiempo”, dice José.
Según Alejandro Quiceno, los perros que hacen la transición de concentrado a dieta Barf, con el tiempo muestran beneficios como encías más sanas, heces más duras y pequeñas, cambios sistémicos positivos, mejoras en su masa muscular y huelen poco a perro, además, realmente disfrutan lo que se comen.
Para que la dieta barf sea verdaderamente saludable, Orozco recuerda la importancia de conocer el perro y así determinar las porciones y los alimentos que se le pueden proporcionar.
Él, después de ver los cambios que tuvo Martina, no dudó en querérselo contar a todos y por eso, junto con su esposa Melissa Longas, creó Moloso Alimento, que se encarga de prepararles la dieta a los perros. “Algo hecho con amor, dedicado a la salud para los perritos”.
Por su parte, Quiceno después de ver los cambios que tuvo Miguel que tenía problemas de piel, también quiso emprender su proyecto, El Taller Barf, y mediante videos en YouTube y Facebook le enseña a la gente qué platos preparar y cómo hacer la transición.