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Fiebre amarilla: ¿se justifica hacer una vacunación masiva?

El Gobierno de Gustavo Petro dijo que en dos meses toda la población debe estar vacunada y que la campaña para esto costaría entre $600.000 millones y $1 billón.

  • En 2024 y lo corrido de 2025 en Colombia se han registrado 83 casos de fiebre amarilla, de los cuales 37 terminaron en fallecimiento del paciente. FOTO julio c. herrera
    En 2024 y lo corrido de 2025 en Colombia se han registrado 83 casos de fiebre amarilla, de los cuales 37 terminaron en fallecimiento del paciente. FOTO julio c. herrera
hace 8 horas
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Como si estuviéramos en tiempos del covid–19, Colombia está en una emergencia sanitaria establecida por el Ministerio de Salud vía resolución, esta vez por cuenta de un brote de fiebre amarilla que hace especial presencia en el Tolima. Con la diferencia de que la realidad epidemiológica de ese virus dista años luz de la que paralizó el mundo en 2020.

Aun con esa realidad, el Gobierno del presidente Gustavo Petro tiene al país embarcado en un mar de alertas, restricciones y requerimientos, así como del inicio de una vacunación masiva contra la enfermedad acompañada de desinformación y de falta de sustento científico, según expertos en la materia consultados por EL COLOMBIANO.

Le puede interesar: ¿Hay casos de fiebre amarilla en Antioquia? Ojo a lo que debe saber y dónde vacunarse.

Para empezar vale explicar que la fiebre amarilla es una enfermedad viral aguda y endémica en áreas tropicales de África y de Latinoamérica, la cual se propaga mediante la picadura de un mosquito por medio del ciclo selvático o del ciclo urbano. El selvático es cuando un mosquito (el Sabethes y el Haemagogus) pica a un mico con el virus y lo transmite a otros simios, así como a los humanos que se encuentren en ese tipo de zonas; entre tanto, el urbano es cuando una persona infectada con el virus va a una zona poblada (ciudad o municipio), lo pica otro mosquito (el Aedes aegypti) y este pica a otros seres humanos.

Según explicó a este diario el fundador del Programa de Estudio y Control de Enfermedades Tropicales (Pecet) y asesor de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Iván Darío Vélez, en Colombia actualmente no se presenta transmisión del virus por el ciclo urbano y que si se presentara ese escenario “sería muy grave”.

Lo anterior significa que la fiebre amarilla se transmite únicamente por la picadura de los mosquitos y no por contacto personal, es decir, una persona no se la pega a otra, sino que es el zancudo el que lo propaga, tanto de monos a monos, de monos a humanos y de humanos a humanos. Para esa enfermedad, afortunadamente, existe vacuna desde finales de los años 30 y, de hecho, Colombia fue el tercer país que la produjo después de Estados Unidos y Brasil, según expuso a este diario el autor y comunicador de salud, Carlos Dáguer.

Con esto claro, vale decir que en Colombia el contagio sigue siendo mediante el ciclo selvático, pues no hay evidencia de que haya habido algún cambio epidemiológico que muestre que el ciclo cambió, según le aseguraron a EL COLOMBIANO desde el Ministerio de Salud y el Instituto Nacional de Salud (INS). Solo hay reporte de un caso de una menor de edad en Ibagué, Tolima, el departamento que más casos ha reportado en 2024 y 2025 con 65 casos, de los que han fallecido 24.

Y es en este escenario en que vale preguntarse si una campaña del tamaño que ha anunciado el presidente Gustavo Petro es totalmente necesaria. El mandatario afirmó el pasado 18 de abril que “en dos meses toda la población colombiana debe estar vacunada contra la fiebre amarilla”; así mismo, que esa estrategia tendría un valor de entre $600.000 millones y $1 billón, que se necesitan para adquirir cerca de 14 millones de dosis.

A la par, el ministerio expidió la resolución 691 de 2025 con la que declaró la emergencia sanitaria y estableció como medida prioritaria de protección que todas las personas desde los 9 meses en adelante, sin límite de edad, deben vacunarse si viven o van a viajar a zonas de riesgo. De igual manera, impuso restricciones a la movilidad, que serán impartidas por la Policía a nivel local en los municipios de Riesgo Muy Alto “tendientes a que las personas que no cuenten con antecedente vacunal no se constituyan en un factor que incremente la transmisión”.

Sin embargo, a juicio de Iván Darío Vélez lo anterior denota falta de “criterio científico y técnico para manejar el problema”, pues “he preguntado al ministerio si hay transmisión por Aedes aegypti, pero no saben”. De manera que, si no hay certeza de la presencia de este mosquito —responsable del contagio urbano—, ¿para qué restringir la movilidad de los ciudadanos no vacunados en zonas de riesgo?

“Si no hay esa información, las acciones que están haciendo de vacunación son una chambonada, excepto para las personas que deben desplazarse a zonas selváticas. Ha hecho una alarma que, a mi modo de ver, es una exageración y show del Gobierno que no corresponde con la información que hay”, aseguró.

No es para menos esta apreciación, pues el billón de pesos que podría costar el plan contra la fiebre amarilla el Gobierno quiere sacarlo de las concesiones de las vías 4G y 5G del país, como lo advirtió en el último Consejo de Ministros el presidente Petro. “Saldría de las concesiones 4G y 5G de Colombia, que se han dedicado a guardar la plata en los bancos y fideicomiso porque no están cumpliendo los contratos de construcción de las carreteras”, anunció.

Al respecto, el investigador en salud de la Universidad de Harvard, Johnattan García, expresó que “estamos en una situación fiscal compleja y hacer una campaña masiva resulta imposible con el escenario económico actual y tampoco es necesario”, debido a que, a su juicio, lo “que valdría la pena hacer es una emergencia localizada en los departamentos donde hay un grupo vulnerable grande”.

“Es mejor algo bien hecho a menor escala que algo gigantesco usando una gran cantidad de recursos que no tendría un efecto concreto en la salud pública”, añadió.

Y es que, ¿qué sentido tendría vacunar, por ejemplo, a toda la población de Bogotá (8 millones de habitantes) cuando el mosquito transmisor urbano se encuentra en 718 municipios que no sobrepasan los 2.200 metros sobre el nivel del mar? Significaría un gasto de recursos que, como lo marca García, no tendría un efecto epidemiológico considerable. Y es plata que si no alcanza, como lo aviso Petro, recurriría a decretar “la emergencia económica” argumentando que “la vida está primero”. Ese tipo de decretos tienen fuerza de ley y son una manera de saltarse el Congreso para echar mano de esos recursos.

No hay que olvidar que parte de la estrategia del Gobierno incluye a los 10.000 Equipos Básicos de Salud en el país. Una táctica que usó en la Alcaldía de Bogotá —bajo el nombre “Territorios saludables”—, cuyos resultados han sido criticados por expertos en salud y que una de sus tareas era repartir el periódico “Bogotá Humana”. Que no sea la fiebre amarilla para despilfarrar plata de la Nación y de ahora repartir el “Periódico Vida”.

Para leer más noticias sobre política, paz, salud, judicial y actualidad, visite la sección Colombia de EL COLOMBIANO.

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millones de vacunas contra la fiebre amarilla planea adquirir el Gobierno de Gustavo Petro.
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