En Medellín los turistas son de lo más variado: están los que vienen en plan familiar y cultural a montar en Metro, tomarse fotos en la Plaza de Botero y subir al Pueblito Paisa. Están los que vienen a comer paleta a la Comuna 13 o a visitar el museo de Pablo Escobar o a meterse una fiesta de dos días en Guatapé o a perrear como nunca antes (ni después) en Provenza. De esos se habla mucho últimamente.
Pero hay un tipo de turista que pasa desapercibido, casi invisible. Un turista que llega a quedarse parqueado 15 días, o un mes o dos o tres; que tiene como destino final Punta Gallinas, en La Guajira, o la Patagonia, en Argentina. Que vive en un carro transformado en casa como los de las películas gringas y que se la pasa en el Parque de La Floresta.
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Uno puede ir al Parque de La Floresta cualquier día y seguramente se encontrará con al menos dos casas rodantes parqueadas en una bahía diagonal a la iglesia. Esta semana, por ejemplo, están Yohana y Andrés, una pareja de colombianos que hace un mes salió desde su natal Sogamoso, donde tenían un café, para recorrer el continente en un carro tipo Jumper que le compraron a una empresa de energía por unos $50 millones de pesos.
Yohana y Andrés llegaron a Medellín desde Bogotá. La armada del carro, que hicieron ellos mismos, les costó casi $20 millones. El plan es subir hasta La Guajira y desde allá bajar hasta Argentina en trayectos de máximo cuatro horas de recorrido, haciendo pausas para tanquear, llenar el tanque de agua y la pipeta de gas, pero sobre todo para grabar y editar videos de la aventura con la esperanza de que se hagan virales en redes sociales y puedan sacarle algo de plata al viaje. De lo contrario, acudirán al rebusque mochilero de manual: tocar la guitarra, hacer pulseras, o poner una venta de cervezas o tintos.
El carro de Yohana y Andrés se llama La Itineta (de itinerante) y aunque no tiene lujos lo tiene todo: un fogón de un puesto, una cama semidoble, un sanitario, una ducha y un par de cajones para guardar la ropa, las ollas y los condimentos.
Sus vecinos son una pareja de suizos jóvenes que comenzaron la travesía en una van marca Volkswagen azul celeste en Canadá y que llevan 14 meses viviendo en una casa en la que no se pueden poner de pie sin darse un golpe en la cabeza.
A pesar de que ambos carros llevan parqueados ahí casi un mes, no han pagado un día de parqueadero ni un kilovatio de energía o un metro cúbico de agua. En el Parque de La Floresta la casa invita a todo el que llegue de paso, así el paso sea lento.