En la abarrotada explanada de la catedral de Notre Dame de París, turistas y fieles expresaron el lunes de Pascua su tristeza por la noticia de la muerte del papa Francisco.
Algunos turistas que hacían cola a última hora de la mañana para entrar en la catedral de la capital francesa, que reabrió recientemente tras el terrible incendio de 2019, no eran todavía conscientes de la muerte de Francisco. Otros se enteraron por sus teléfonos.
Creyentes o no, muchos dijeron estar “tristes y conmocionados”, como Patricia, que no quiso dar su apellido, compatriota argentina de Jorge Mario Bergoglio.
“Representaba la paz”, afirmó Martin, un adolescente francés de 15 años. “Era un ejemplo a seguir”, declaró Thomas Presley, un estadounidense.
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“¡Será duro trabajar hoy!”, aseguró Renato Bustamante, un guía colombiano. “Hacía mucho tiempo que no teníamos un papa latinoamericano, que hablara español”, suspiró.
Muy emocionado, este católico no pudo contener las lágrimas al recordar a un hombre que “hizo mucho por integrar a todos en la Iglesia, a los pobres, a los discriminados”.
Johanne Turgeon, una canadiense, se declaró “triste” y estimó que será “difícil encontrar a otra persona tan humana”.
A las 11:00 en punto, las campanas de la catedral repicaron 88 veces en homenaje al papa, fallecido a los 88 años.
En el interior del emblemático edificio religioso parisino, un gran retrato de Francisco fue colocado junto al cirio pascual encendido el sábado durante la vigilia.
A mediodía comenzó una misa en honor del jesuita argentino y está prevista otra a última hora de la tarde en presencia de las autoridades.
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La muerte de Francisco, que se produjo un día después del Domingo de Resurrección, tiene un significado especial para los fieles presentes en la plaza de la catedral.
“La Pascua es la resurrección, y él aguantó con esfuerzo hasta esa fecha. (...) Sabía que sus días estaban contados, y para él se acabó la presión” después del Domingo de Resurrección, consideró Franck Sauvaget-Sidon.