Seguramente recuerda en su infancia, cuando se cayó y se pegó en la cabeza, a su mamá o a su abuela apretándole fuerte el chichón con un trozo de papa fría; o las pesadillas que tenía cuando le amenazaban con que se le iban a pegar las tripas si seguía tragándose el chicle o que si se comía las semillas de las frutas le crecería por dentro un árbol.
Aunque muchos de estos mitos, remedios milagrosos y peligros increíbles le pueden parecer hoy solo leyendas de la abuela, algunos aún generan dudas y parecen verídicos. Las abuelas eran las influencers de la época.
¿Cuáles remedios y enfermedades son ciertas y cuáles no? Porque la historia del árbol suena irreal, pero muchas personas sí creen que si se mojan acalorados se pueden torcer o que si se bañan con agua fría teniendo gripa pueden empeorar. ¿Cuál es la línea entre la creencia ancestral y la ciencia?
Cambios históricos
De acuerdo con Julián Humberto Ramírez, jefe del Departamento de Medicina Interna de la Facultad de Medicina U. de A., muchas de las creencias de las abuelas sí están basadas en casos de éxito y por eso son tan populares y divulgadas.
La diferencia es que se han basado en anécdotas y en experiencias particulares, pero no en contextos más científicos, en evidencia experimental. “La medicina debe estar abierta a probar cosas nuevas y demostrar si algo es eficaz o no, pero antes de decir categóricamente que algo no sirve, debe ser sometido a pruebas científicas”.
Hoy en día las personas suelen ser más rigurosas y van a las fuentes expertas, pero aún así el experto recuerda que ante cualquier duda, accidente o enfermedad, se debe acudir a profesionales certificados de la salud.
Sobre todo en épocas de redes sociales que han transformado a los referentes de conocimiento. Ahora las abuelas no son las influencers en las que todos confían sino que son aquellos con plataformas en YouTube e Instagram los que tienen más credibilidad. “Han surgido otros líderes de opinión, pero muchas veces no tienen la formación que tiene el personal de la salud. Por eso las dudas se deben contrastar”.
Con ayuda del doctor Ramírez y del médico pediatra de la Sociedad Colombiana de Pediatría y docente universitario de la UCC y la UdeA, Giovanny Rúa Suárez, le contamos cuáles de los mitos más populares de las abuelas (y ahora de los influencers) son ciertos, cuáles son falsos y cuáles parcialmente confiables.
Algunos de esos mitos y creencias
1. Las abuelas dicen que caminar descalzo aumenta los cólicos menstruales o causa dolor estomacal, pero no hay evidencia científica que confirme que esto ocurre. Lo que sí puede pasar es que al momento de caminar se acentúen las molestias en el abdomen y aumente la percepción del dolor.
2. Trastornos en la marcha: Caminar descalzo tampoco es causante del pie plano o del conocido “juanete”. Estos son causados por predisposición genética o por otras condiciones médicas. De hecho, ocurre todo lo contrario, desde las primeras etapas de la marcha de todo ser humano es recomendado caminar descalzo para el desarrollo y el fortalecimiento de la musculatura de los pies, las piernas, y para evitar deformidades. Ayuda, incluso, para fortalecer el arco del pie. Es el uso de calzado, sandalias y medias a edad temprana lo que altera la marcha y causa pobre desarrollo de la musculatura.
3. Mojarse después de hacer ejercicio o cambiar bruscamente de temperatura al terminar de planchar ropa y luego abrir la nevera acalorado, por ejemplo, no causa torceduras. Sin embargo, aclaran los expertos, sí se ha notado que en personas con enfermedades cardiovasculares los cambios bruscos de temperatura pueden desencadenar eventos cerebrovasculares, conocidos popularmente como “derrames”, y entre las secuelas neurológicas de esta afección está la “torcedura” de ciertas partes del cuerpo.
4. Tragarse los chicles no pega las tripas y comerse las semillas de las frutas no hará que le crezca un árbol dentro de su cuerpo. Los jugos gástricos, por lo general, los deshacen, pero en el caso del chicle, de ser ingerido con frecuencia, sí puede producir problemas gastrointestinales como dolor abdominal, o alguna leve dificultad en la absorción de alimentos o en el movimiento intestinal. En cuanto a las semillas, aunque hay teorías que dicen que algunas de frutas y vegetales pueden impactar partes del intestino generando diverticulitis o apendicitis, no hay suficiente respaldo en la literatura científica.
5. El sereno ha sido muy debatido. Se trata de la humedad que es provocada por las bajas temperaturas en las noches. Se ha encontrado que exponer a los niños a las bajas temperaturas del sereno afecta la capacidad de sus vías respiratorias y que en los adultos con predisposición a alergias o asma, el frío también disminuye el calibre de esas vías y exacerbar síntomas de asma o enfermedades pulmonares.
6. Los calambres en el agua después de comer todavía no han sido comprobados. Lo que sí se tiene claro es que cuando uno ingiere alimentos, sobre todo la comida principal, el sistema digestivo está en completo funcionamiento, lo que hace que la circulación esté más enfocada en ese sistema y no tan disponible para los músculos. Así, al nadar o al hacer alguna otra actividad vigorosa, se producen náuseas.
7. Ni comer azúcar ni un susto ni respirar con la cabeza hacia abajo ni un hilo mojado en la frente quitan el hipo. También llamado singulto, se trata de un un movimiento contráctil de los músculos abdominales donde interviene un nervio que se llama el frénico. Sucede cuando hay una distensión de la cavidad abdominal, del estómago principalmente, que hace que se estimule ese nervio, y el diafragma, un músculo dentro de la misma cavidad, se contraiga. Lo que sí puede mejorarlo es hacer respiraciones profundas y esperar a que pase. Si es muy frecuente o largo, se debe acudir al médico para descartar fenómenos relacionados con reflujo gastroesofágico.
8. ¿Papa sobre el chichón? Hay muchos remedios caseros para tratar los hematomas por golpes. De la papa se dice que tiene efecto antiinflamatorio debido a una enzima llamada catalasa que disminuye el estrés celular que produce el trauma. Sin embargo, la evidencia no es completa y se recomienda cautela con la aplicación de remedios caseros porque si hay heridas abiertas se pueden contaminar. El antiinflamatorio natural por excelencia es el hielo.
9. Los niños al Sol, pero solo durante las mañanas o finalizando las tardes, porque sí es verdad que favorece la actividad de la vitamina D sobre el organismo. Se recomienda que sea sobre una piel sin bloqueador solar, pero evitando la sobreexposición o la exposición en horas de la tarde, que puede ser contraproducente y ocasionar cáncer de piel. (AÑADIR TIEMPO)
10. ¿No hay que tocar la mollera de los bebés porque por ahí respiran? La fontanela, más conocida como mollera, es el espacio temporal del proceso de unión de las capas del cráneo. Una vez ese hueso de la cabeza se une, la fontanela se cierra. No es cierto que sirven para la respiración, pero sí es verdad que no se deben tocar de forma brusca porque en esa zona el cerebro está más expuesto y desprotegido.