El ser humano es la única especie en la Tierra que tiene la certeza de que va a morir. Parece una ventaja, pero la incertidumbre de no saber cómo ni cuándo, hace que esa idea pase a un segundo plano y que la muerte sea un tema poco recurrente, a veces ignorado, hasta que toca la puerta inesperadamente.
“Desde pequeños nos están enseñando a negar la muerte, la disfrazan con palabras de aliento, cuando en realidad debería ser abordada desde otros puntos de vista”, explica Jorge Gómez Calle, especialista en terapia neural y manejo del duelo.
Por eso, esa sensación lejana, llega como la sorpresa más inesperada, “muchos lo consideran como un ataque y le dan miles de vueltas, se hacen preguntas, echan culpas a las circunstancias, al contexto, pero un duelo no se explica, mientras uno más preguntas busque menos respuestas va a tener. Tenemos que dejar de verla como un enemigo, al contrario, es una parte fundamental de la vida”, complementa Gómez Calle.
Abordar la muerte desde otra mirada no significa que el dolor vaya a ser menor, no se trata de eliminarlo o sufrir menos; la intención es abrir la mente para encontrar herramientas que faciliten el proceso de perder a un ser querido.
“El duelo, como reacción emocional ante la pérdida, implica la necesidad de espacios de despedida, donde las emociones y el sentimiento de impotencia se manifiesten. Son las reacciones normales ante el duelo las que causan el efecto de la aceptación de la realidad”, asegura Daniela Londoño, psicóloga de la Funeraria Gómez.
Por eso es necesario vivirlo con intensidad, darse la oportunidad de llorar, de hablar, de compartir esas emociones con otras personas. “No hay que reprimirlo ni intentar ser más fuerte, como dicen algunos”, expresa Jorge Gómez. ¿Y cuál es entonces la principal herramienta? “Agradecer. Desde mi opinión creo que lo más importante es abordarla desde la gratitud. Dando gracias todo va a cambiar y mientras tengamos la idea de tener que morir pidiendo perdón, el miedo siempre va a estar ahí”, añade.
Todas las cosas que dicen que ocurren después de la muerte son suposiciones y generalmente esas suposiciones están basadas en el miedo. “Cada persona tiene cuatro miedos naturales: a enfermar, a morir, a perder la razón, a la pobreza. La muerte los abarca todos. Además de eso te hablan de castigos, reencarnaciones terribles, nunca vas a ver esperanza”, agrega el especialista en terapia del duelo. Por eso es mucho más sano abordar la muerte desde el agradecimiento y la celebración de la vida de esa persona que ya no está.
En los días de aislamiento
Uno de los retos es acompañar el duelo de otra persona. Es importante manifestar cariño y acompañamiento incondicional. Dice la psicóloga que, a veces, pensamos mucho en cuáles son las palabras indicadas para alguien, pero, “realmente la muerte no necesita de palabras lindas, lo que necesita es ese alguien que lo escucha o quien manifiesta que está a su lado. Manifestarse con acciones de constancia, llamadas y escucha es lo ideal”.
En la otra cara de la moneda hay personas pasando solas la cuarentena o que no tienen un circulo familiar o amistoso muy amplio. Para ellos se están creando múltiples opciones virtuales para vivir los duelos.
Por ejemplo, la Unidad de duelo de la Funeraria San Vicente adaptó sus estrategias de acompañamiento a distancia. “Nuestro equipo de psicólogos está haciendo consultas virtuales utilizando las distintas plataformas disponibles”, cuenta Isabel Cristina Arango, directora de la Unidad de duelo. Agrega que lo están haciendo a través de grupos de apoyo clasificados por el tipo de pérdida. “Hay para madres que pierden a sus hijos, para el adulto mayor (...) Otra es el suicidio. El aislamiento ha incrementado los episodios de crisis en personas que sufren depresión, por ejemplo, y los intentos de quitarse la vida han estado ahí”.
La acogida de estas estrategias de acompañamiento virtuales ha sido muy positiva, Isabel dice que por cada sesión han tenido hasta 30 personas conectadas. Aprovechar la tecnología para informarse, sentirse acompañado es clave. Pedir ayuda es muy importante, apoyarse en otros. “Aplica para todas las personas que están viviendo el duelo de una pérdida; en la distancia aumenta la angustia, y la soledad suele intensificar las emociones, las hace mucho más reales”, concluye.
Vivirlo con los niños
La educación emocional es indispensable para acercarse a la pérdida de un ser querido. “El duelo y la muerte deberían ser asignaturas en el colegio o en la universidad. Y a los niños hay que hablarles siempre con la verdad y por medio de ejemplos o situaciones que para ellos sean fáciles de comprender, por ejemplo, la muerte de una mascota o de un pajarito en la calle”, dice Gómez.
En esto coincide Daniela Londoño, al explicar que los más pequeños tienen algo que con los años vamos dejando a un lado y es la sensibilidad frente a las emociones. “Ellos tienen la capacidad de conectarse con las emociones de otras personas sin saber, por ejemplo, qué les está pasando”.
La profesional recomienda ser honestos con ellos y contarles lo que sucede. Hay detalles muy complejos que ellos no tienen porqué entender, si embargo, es importante para su desarrollo y educación emocional darles la oportunidad de que vivan el duelo con su familia, escucharlos, responder sus preguntas y requerimientos, por ejemplo, si quieren conservar algo de ese ser querido, como una forma de recordarlo.