Un dolor aparentemente inofensivo, pero intenso y muy extraño en uno de sus testículos fue la alerta que obligó a Juan Camilo Gil a hacer una pausa en sus actividades cotidianas, especialmente las laborales. En ese momento lo atribuyó a posibles factores externos como el aire acondicionado, pero como el dolor persistió a pesar de tomar analgésicos, fue al médico. Le enviaron exámenes y descubrieron un tumor. Posteriormente vino el diagnóstico que confirmó el cáncer, luego la cirugía, y con ellos, un golpe bajo a su salud mental, que lo llevó a transitar por varias etapas.
De acuerdo con los expertos, el proceso psicológico por el que pasa una persona diagnosticada con cáncer varía de una persona a otra, pero es similar al que se sufre con la pérdida de un ser querido, y es llamado “duelo oncológico”. Está compuesto por lo general de cinco fases: negación, ira, negociación o pacto, depresión y aceptación.
Salud mental
El cáncer es una enfermedad de alto impacto que implica un cambio en el curso cotidiano de la vida del paciente y su círculo cercano juega un rol fundamental en su recuperación. Además, conlleva un alto nivel de estrés psicológico que se manifiesta en ansiedad y/o depresión, debido a la incertidumbre sobre el diagnóstico, la agresividad del tratamiento o el deterioro físico progresivo que se sufre.
Carolina Palacio González, psicóloga del Instituto de Cancerología Auna Colombia, explica que las respuestas emocionales de los pacientes incluyen ansiedad, angustia y depresión y pueden interferir en su tratamiento. Además, también influyen en los familiares y cuidadores. Por ello, es importante evaluar quién es el paciente, cuál es su rol en la familia y cómo se redistribuirán ciertas funciones o roles a partir de su enfermedad. Por ejemplo, hay familias que suelen ser muy desunidas, pero a partir de la enfermedad de uno de sus miembros, logran cohesionarse y brindan un apoyo fundamental en la recuperación del paciente.
La práctica de actividad física, así como la implementación de hábitos de vida saludables pueden contribuir de forma significativa a una buena salud mental y una positiva recuperación durante el tratamiento contra el cáncer. En este sentido, se recomiendan todas aquellas actividades como el yoga, el pilates, el reiki, la pintura, el baile y el ejercicio, entre otros.
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millones de personas fueron diagnosticadas con cáncer en el 2020 y se estima, según la OPS, que ésta fue la segunda causa de muerte en las Américas.