Por Valentina Chavarría C.
El Oriente Antioqueño experimenta momentos de cambio que requieren nuevas estrategias de desarrollo. Su riqueza natural lo posiciona como un polo estratégico, pero también impone la necesidad de crecer de manera sostenible, en esta zona de tradición rural, donde el suelo ha cedido ante nuevos proyectos de vivienda y entretenimiento.
Ha dejado de ser una región de paso o descanso para convertirse en una de las más dinámicas del departamento. La cercanía a Medellín, la buena conectividad vial, el traslado de empresas y la migración desde Medellín y su área metropolitana, han hecho que hoy muchas personas vivan, estudien y trabajen entre ambas zonas, fortaleciendo la interconexión.
En respuesta al crecimiento acelerado, algunas constructoras están redefiniendo su forma de intervenir el territorio. Para Francisco Martínez, fundador y presidente de Arquitectura y Concreto, es fundamental que los proyectos inmobiliarios tengan certificaciones sostenibles, porque, según él, “Permiten implementar soluciones innovadoras en diseño y construcción, optimizando el consumo de energía y agua, y promoviendo un desarrollo urbano más sostenible”.
Además, estas empresas están incorporando tecnologías y prácticas más responsables como la producción de concreto reciclado en elementos no estructurales, aprovechamiento de zonas con infraestructura previa, reducción de la impermeabilización del suelo, y la integración de corredores ecológicos y áreas de conservación. Asimismo, en alianza con otras compañías, se ha impulsado el uso de paneles solares, una iniciativa que, según Martínez, representa un avance significativo en la transición energética. Estas tecnologías permiten ahorrar energía y reducir la huella de carbono.
A la par del compromiso del sector privado, las instituciones locales también están trazando estrategias para garantizar un desarrollo equilibrado. Para la Cámara de Comercio del Oriente Antioqueño, es fundamental gestionar este crecimiento. Por eso, su estrategia de ecodesarrollo plantea una hoja de ruta que busca garantizar un crecimiento articulado y sostenible.
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Camila Escobar, presidenta ejecutiva de la Cámara de Comercio del Oriente Antioqueño, explica que esta ruta incluye un plan de infraestructura vial, iniciativas para nuevos negocios y productos en sectores emergentes, apuestas por la innovación en el ecosistema de ciencia, tecnología, innovación y emprendimiento, y la formulación de macroproyectos concertados con actores locales.
“Estas acciones buscan reducir las brechas territoriales y garantizar un desarrollo equitativo entre las zonas urbanas y rurales (...) se han promovido proyectos que equilibran la expansión urbana con la conservación ambiental, asegurando que el crecimiento económico no comprometa los recursos naturales del territorio”, señala.
La Cámara de Comercio impulsa una visión que equilibre competitividad y sostenibilidad, reconociendo que el futuro económico de la región depende de la calidad ambiental que se preserve hoy.
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Desarrollo con identidad
Para el arquitecto y cofundador de Urbam EAFIT Alejandro Echeverri, construir en esta región es una oportunidad para hacer las cosas bien desde el inicio, aprendiendo de errores cometidos en otras zonas urbanizadas como Medellín.
Echeverri señala que uno de los grandes desafíos es regular la llegada de nuevas fuerzas económicas sin rechazar el cambio, así como la importancia de cuidar los recursos naturales, que hacen de esta región un lugar tan apetecido, ya que es vital tanto ambiental como paisajísticamente. “El reto es ver cómo desde los planes de ordenamiento y los sistemas naturales, se desarrolla la expansión de las ciudades, y cómo logran conservar y potenciar ese concepto de regeneración, conectividad ecológica”, concluye.
El crecimiento de Oriente debe basarse en el respeto por su biodiversidad, su cultura y su gente. Por eso, la articulación entre los distintos actores es crucial para liderar una transformación que no sacrifique el futuro por el beneficio inmediato.