Después de aplazarlo por años, el 25 de diciembre de 2021 por fin llegó al espacio el James Webb Space Telescope, el observatorio más grande, costoso y potente que jamás ha creado la humanidad.
Su construcción tardó 40 millones de horas, es decir, 32 años de trabajo, 10.000 millones de dólares de inversión y una colaboración de la Nasa, la Agencia Espacial Europea y la Agencia Espacial Canadiense, con miles de ingenieros y cientos de científicos, y más de 300 universidades y organizaciones de 14 países.
Sobre su tamaño, es como una cancha de tenis (23,76 x 8,23 metros), por lo que tuvo que ser plegado para poderlo enviar al espacio, una vez arriba se abrió desplegando toda su magnitud (seis meses tardó en realizar este proceso).
El origen de su nombre (James Webb Telescope) es en honor a un antiguo administrador de la Nasa.
Tiene el espejo más grande jamás construido por la Nasa: es 60 veces más grande que los telescopios previos. Puede extenderse 6,5 metros, longitud que le permite recoger más luz y, por lo tanto, más detalles, mayor sensibilidad y resolución.
La misión de este proyecto astronómico es explorar el nacimiento de las primeras galaxias del universo y de las estrellas desde nubes de polvo. Y los primeros resultados ya los entregó este 11 de julio: es una imagen plagada de puntos de luz de varios tamaños que muestra las primeras galaxias formadas poco después del Big Bang.
Además, presenta objetos de luz tenue que nunca habían sido observados.
¿Qué se ve? Según datos de la Nasa, son miles de galaxias —incluidos los objetos más tenues jamás observados en el infrarrojo— por primera vez en la vista captada por Webb.
“Esta porción del vasto universo aparecería del tamaño de un grano de arena sostenido a la distancia de un brazo extendido para una persona observando desde tierra”, precisan.
La cámara del infrarrojo cercano se llama NIRCam, por sus siglas en inglés, está ubicada en el telescopio James Webb que fue lanzado al espacio con el objetivo de buscar los orígenes del universo.
Respecto a su vida útil, lo que limitará su funcionamiento, explicó Macarena García Marín, astrofísica española de la Agencia Espacial Europea a la agencia Sinc, será el combustible para mantenerse en órbita pues, si bien estará en el punto de Lagrande 2 (una de las cinco posiciones en el espacio donde la atracción gravitacional del Sol y la Tierra equilibra la fuerza centrípeta requerida para que una nave espacial se mueva con ellos, según la Nasa), sí requerirá unas cuantas correcciones que irán gastando poco a poco los recursos y se irá saliendo de órbita hasta que se pierda en la inmensidad.