La foto para el recuerdo cuando se visita Nueva York, Estados Unidos, ya no solo es en la Estatua de la Libertad y en el Times Square. Desde hace dos años se popularizó un lugar que por estos días visitan los turistas y que está de moda: se trata del Summit One Vanderbilt.
Es un edificio de 427 metros de altura en pleno corazón de Manhattan: tiene 73 pisos, pero si se cuenta el mirador aumenta a 93. En la punta tiene una aguja y es el cuarto rascacielos más alto de la ciudad.
Es una experiencia en la que se mezclan sonido, iluminación y diseño arquitectónico. Todo comienza con un video que se proyecta en un pequeño salón ubicado en la entrada del edificio: un corto que dura casi dos minutos y muestra a una mujer que despierta en medio de cristales, su cuarto convertido en espejos que con los segundos van dando la forma del cuadrado que tiene el Summit. Las escenas son acompañadas de música de suspenso que le dan dramatismo y misterio al momento.
En el piso 91 queda el observatorio y para llegar allí hay que ponerle un protector a los zapatos (incluido en el valor de la entrada), hacer un registro facial en unas pantallas y tomar el ascensor al cual se llega después de caminar por un corredor iluminado con luces de colores que se mueven al compás de la música. Un ascensor de cristal con luces amarillas, que se prenden y apagan, y que en solo 30 segundos lo lleva a la cima.
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Entonces las puertas se abren y es como ver a Nueva York pintada en un cuadro o desde la altura de un helicóptero. Se observa el infinito de la ciudad, se está por encima de importantes edificios como el Empire State Building y el Woolworth Building, se ven cientos de líneas que en realidad son las grandes avenidas y al fondo posa el río Hudson. Es, además, por unos minutos, estar cerquita de las nubes.
Este atractivo turístico se divide en cuatro zonas: Air, Ascent, Levitation y Après. Los dos primeros son una especie de salón sin paredes, los rodean solamente vidrios y su interior está lleno de espejos. Desde allí se logra una exclusiva panorámica de 360 grados. También es un reto para quienes le temen a las alturas.
Otra de las atracciones es la sala del segundo nivel llena de globos plateados inflados con helio que dan la sensación de estar suspendidos en el aire. En el último piso está la terraza donde hay una cafetería que ofrece una carta con torta de chocolate hasta un perro caliente, o un delicioso coctel que puede disfrutar antes de bajar de nuevo a la realidad.