El revuelo que ha generado la ilustradora barranquillera Geraldine Fernández por haber mentido sobre su participación en la película El niño y la garza, la cinta de despedida del director japonés Hayao Miyazaki, ha llevado a que personas cercanas a su entorno se pronuncien y hasta pidan disculpas por las mentiras que la mujer dijo al rededor de su participación en la producción que llegará a los cines del país a finales de enero.
Quien salió a pedir perdón por la actuación de la joven fue su jefe, Christian Daes, presidente de Tecnoglass, empresa en la que la mujer trabaja como diseñadora gráfica en el área de Comunicaciones.
Y es que la empresa dedicada al vidrio arquitectónico con sede en Barranquilla también cayó en la mentira de la mujer, pues con orgullo habían anunciado la participación de la joven en la producción ganadora del Globo de Oro 2024 en la categoría de mejor película animada.
La empresa la felicitó en una publicación en su cuenta de X (antes Twitter) y le dedicó un video exaltando su trabajo en el largometraje. Sin embargo, Daes, tuvo que salir a retractarse y pedir disculpas en la misma red social.
“Lástima que todo fue producto de su imaginación. Pido disculpas por no haber investigado más a fondo antes de retuitear”, escribió Daes en su cuenta de X sobre la penosa situación que protagoniza Fernández.
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El presidente de Tecnoglass también explicó que se dio cuenta de la supuesta participación de la joven en la película de Miyazaki por sus entrevistas en medios y aseguró que se alegró por ella.
“A mí me llegaron con la historia de Geraldine y su éxito y yo me alegré por ella. Me mostraron una entrevista que ella había dado en un medio internacional”, sostuvo.
En un primer momento, Fernández afirmó haber hecho ilustraciones para 25 mil fotogramas de película, pero rápidamente los usuarios curiosos de las redes sociales salieron a desmentirla con argumentos que ella no pudo refutar.
Lo primero que hicieron los internautas fue dudar de la cantidad de ilustraciones que la colombiana dijo haber hecho. Según algunos cálculos, 25 mil fotogramas equivalen a más de diez minutos de la película, una cantidad de metraje que no suele estar a cargo de una ilustradora con poca experiencia. Luego la gente se dio cuenta de que el nombre de Fernández no figura en los créditos del filme.
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Además, los medios de comunicación se dieron cuenta que los supuestos certificados que avalaban la participación de Fernández en la película en realidad daban cuenta de su participación en cursos de cerámica. También se supo que la maestría que ella dijo haber cursado en el Japón solo se oferta de forma virtual y, como si fuera poco, los certificados que adjuntó como evidencia de sus estudios en realidad aluden a una participación en un simposio de cerámica.
Al verse acorralada, la joven cambió su versión y, en una entrevista con Blu Radio reconoció haber exagerado en su nivel de participación en la película.
De los 25 mil fotogramas del principio pasó a una cifra más modesta: dijo que en realidad trabajó en partes de 300 ilustraciones o menos. Esto, por supuesto, también puso en tela de juicio la versión que dio al iniciar el escándalo de haber conocido en persona a Miyazaki.
“Hice parte de un par de escenas, las cuales eran la composición de 25.000 fotogramas, pero no hice los 25 mil fotogramas. Quiero aclarar que sí hubo algunas cosas en las cuales se exageró”, concluyó.
Ante el matoneo y la presión en redes sociales, la mujer eliminó sus publicaciones relacionadas con la producción y luego decidió eliminó todas sus cuentas.