El cáncer de mama es uno de los principales desafíos de salud pública a nivel global, pues con más de 2,3 millones de diagnósticos al año y aproximadamente 670.000 muertes en 2022, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la lucha contra esta enfermedad sigue siendo urgente.
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Se presenta cuando las células del tejido mamario comienzan a crecer de manera descontrolada, formando tumores que pueden ser peligrosos si no se detectan y tratan a tiempo, ya que pese a los avances en medicina, la batalla contra esta enfermedad continúa, así lo advierte el Dr. Juan Carlos Velásquez, jefe del Servicio de Oncología de la Clínica del Country y Clínica La Colina: “Hoy en día, aunque hemos mejorado en la detección temprana y el tratamiento, el cáncer de mama sigue siendo una de las principales causas de mortalidad en mujeres”.
Magnitud del problema
Si bien es cierto que el cáncer de mama afecta mayoritariamente a las mujeres, también lo es que puede presentarse en hombres, aunque en menor medida (entre el 0.5% y el 1% de los casos, según la OMS).
Ahora, las mujeres mayores de 40 años son el grupo más afectado, pero los casos en personas más jóvenes no son inusuales: de acuerdo con las estimaciones, una de cada 12 mujeres en países con alto desarrollo humano desarrollará cáncer de mama en algún momento de su vida, mientras que en países de bajo desarrollo, la cifra es de una de cada 27. “Es preocupante que en muchos lugares del mundo, aún hay barreras de acceso a estos exámenes, y las mujeres no siempre tienen acceso a tratamientos de última generación”, comenta Velásquez.
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Y aquí, una cosa que llama la atención es que, en muchos casos, las mujeres diagnosticadas no tienen factores de riesgo evidentes, por lo que la OMS señala que aproximadamente la mitad de los casos de cáncer de mama en el mundo ocurren en personas sin antecedentes familiares ni otros factores conocidos que puedan predisponer a la enfermedad.
Sin embargo dicen desde la entidad que factores como la edad, la obesidad, el consumo de alcohol y tabaco, la exposición a radiación y el uso de tratamientos hormonales posmenopáusicos pueden aumentar el riesgo.
Signos y síntomas
La detección temprana es clave para aumentar las posibilidades de supervivencia.
Uno de los primeros síntomas que suelen aparecer es un nódulo o engrosamiento en el seno, aunque en algunos casos no se presentan síntomas en las fases iniciales.
Otros signos incluyen cambios en la forma o tamaño del seno, alteraciones en la piel (como enrojecimiento o aparición de hoyuelos), secreción anormal por el pezón o cambios en la apariencia de este.
Es importante que las personas, al notar cualquiera de estos síntomas, acudan de inmediato a un especialista para realizar los estudios pertinentes.
“En la Clínica del Country siempre recomendamos la autoexploración regular y las mamografías a partir de los 40 años para garantizar que cualquier anomalía se detecte a tiempo”, resalta Velásquez.
Tratamientos disponibles
El tratamiento del cáncer de mama ha avanzado considerablemente, y hoy en día se basa en una combinación de cirugía, radioterapia, quimioterapia y tratamientos hormonales o biológicos, dependiendo del tipo y la etapa del cáncer. La cirugía puede implicar la extirpación parcial del tejido afectado (tumorectomía) o, en casos más avanzados, la extirpación completa del seno (mastectomía).
“La elección del tratamiento depende de varios factores, como el subtipo de cáncer, el tamaño del tumor y si este se ha propagado a los ganglios linfáticos o a otras partes del cuerpo”, señala Velásquez. La radioterapia y la quimioterapia también juegan un papel clave, especialmente en los casos de cáncer invasivo, donde las células cancerosas se han propagado más allá del seno.
En los últimos años, los tratamientos biológicos dirigidos han abierto una nueva frontera en la lucha contra el cáncer de mama. Estos tratamientos, como el trastuzumab, están diseñados para atacar específicamente las células cancerosas que sobreexpresan ciertas proteínas, como HER2, reduciendo así el daño a las células sanas circundantes.
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También el tratamiento hormonal es particularmente eficaz en los casos de cánceres que expresan receptores de estrógenos o progesterona, que son sensibles a las hormonas, sin contar con que el tamoxifeno o los inhibidores de la aromatasa ayudan a bloquear la acción de las hormonas que fomentan el crecimiento de las células cancerosas, y que los tratamientos con estos medicamentos pueden durar entre 5 y 10 años, y han demostrado reducir significativamente la tasa de recurrencia en los cánceres hormonodependientes.
Prevención y concientización
La prevención es un pilar fundamental en la lucha contra el cáncer de mama. Aunque algunos factores de riesgo, como la edad o la genética, no se pueden modificar, existen muchas acciones que pueden reducir el riesgo, por ejemplo, mantener un peso saludable, limitar el consumo de alcohol, realizar actividad física regular y evitar el tabaquismo son algunas medidas clave.
Además, la detección temprana, a través de autoexámenes y mamografías regulares, es esencial para mejorar las tasas de supervivencia. Según la OMS, cuando el cáncer de mama se detecta en sus primeras etapas, las probabilidades de éxito del tratamiento son mucho mayores.
El futuro de la lucha contra el cáncer de mama
Aunque se han logrado avances importantes, la lucha contra el cáncer de mama no ha terminado. Las investigaciones continúan desarrollando nuevos tratamientos, y los esfuerzos globales están cada vez más enfocados en garantizar que todas las mujeres, independientemente de su ubicación geográfica, tengan acceso a la atención y los tratamientos necesarios. Según el Dr. Velásquez, “la educación y la prevención deben ser parte integral de nuestra lucha contra el cáncer de mama, asegurando que nadie quede atrás en esta batalla”.
Mantener el foco en la prevención, la detección temprana y los avances terapéuticos es vital para reducir la incidencia y mortalidad por esta enfermedad.