Con la industria de los conciertos y eventos en vivo en pleno crecimiento a nivel mundial, surgen cuestionamientos sobre prácticas que han generado controversia en varios países. Uno de los temas más discutidos es el uso de bots y sistemas de compra masiva que acaparan boletos para revenderlos a precios exorbitantes, limitando el acceso de los verdaderos fanáticos a precios justos.
El caso de Miroslava Valdovinos, una influencer que presumió en redes sociales haber adquirido más de 100 boletos para el festival Corona Capital, desató la discusión en México hace un par de meses. La práctica, que involucra sistemas como los bots de compra, pone en desventaja a los consumidores habituales, quienes a menudo ven los boletos agotarse en segundos solo para encontrarlos disponibles poco después en sitios de reventa a precios inflados.
¿Cómo funcionan los bots?
Los bots de compra son softwares programados para adquirir productos de alta demanda en páginas web, superando la velocidad y capacidad de los consumidores humanos.
Jordi Abot, experto en ingeniería de software de la Universitat Oberta de Catalunya, explica que estos sistemas identifican los campos de datos en las páginas de compra y los rellenan automáticamente según las instrucciones de sus operadores. El especialista ha estudiado el fenómeno en el mercado europeo, donde cada vez es más común esta práctica, y advierte que, aunque no son ilegales, su uso genera un impacto negativo en la experiencia de compra y afecta la confianza de los consumidores.
Según explica en su blog, el funcionamiento de estos bots se basa en buscar los campos de datos para la compra en una página y rellenarlos a partir de instrucciones que se le indiquen.
“El bot no tiene ningún conocimiento de lo que hace”, detalla. “Si una página cambia el nombre del botón de ‘comprar’ por el de ‘quédatela’, la gran mayoría de bots dejarían de funcionar. Hay que adaptar el bot a cada página y a cada evolución de esa página”.
En otros países, como Reino Unido, se han propuesto regulaciones para prohibir los bots debido a su impacto en sectores como el de boletos para conciertos, tecnología y coleccionables. Pero, a pesar de los esfuerzos por implementar medidas como los códigos captcha, los bots han evolucionado para sortear estos filtros, dejando a los fanáticos en desventaja.
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En México se usan plataformas como StubHub y grupos en redes sociales para la reventa de boletos, donde suelen alcanzar precios hasta 1.000% superiores a su costo original.
La situación no solo afecta la accesibilidad para los fanáticos, sino también genera desconfianza hacia las empresas organizadoras, como Ticketmaster, que en ese país y en Estados Unidos ha sido objeto de críticas y auditorías para identificar posibles complicidades internas.
En Colombia, donde se espera que este sea un año con grandes eventos y artistas internacionales, el fenómeno aún no se ha documentado ampliamente. Sin embargo, la creciente demanda podría convertir al país en un escenario ideal para la proliferación de estas prácticas.
