Si la industria tecnológica estuvo marcada en el año 2023 por la consolidación y primer boom de las plataformas impulsadas por Inteligencia Artificial generativa, con chatbots como ChatGPT y Bing, este 2024 podría ser el año de los algoritmos creativos; herramientas como Suno AI y Copilot prometen transformar para siempre la manera de hacer y componer música.
En principio, ambas plataformas se presentan como una opción para democratizar la creación musical al permitir que cualquier usuario, independientemente de sus habilidades musicales, pueda generar canciones completas con tan solo unas pocas indicaciones. Sin embargo, desde ya surge la incertidumbre sobre el papel futuro de los compositores y músicos tradicionales. ¿Deberían preocuparse por ser reemplazados por la tecnología?
Para el autor español Jorge Carrión, “cualquier creador contemporáneo debe seguir el fenómeno de cerca para decidir cuándo y cómo va a intervenir sus obras con I.A. Hay que aprender para decidir si colaborar o no con esta tecnología”.
Carrión ha explorado como pocos los límites de la inteligencia artificial, a través de la coescritura con GPT-2 y GPT-3 de ensayos y textos creativos como Los campos electromagnéticos, Teorías y prácticas de la escritura artificial, y su obra tal vez más conocida en internet, la serie de pódcast Solaris.
Señala que, si bien las herramientas impulsadas por I.A. tienen el potencial de revolucionar la música, “todavía es necesario tener conocimientos musicales para que una canción pueda realmente competir en el mercado”, afirmación que resalta un punto clave: aunque la tecnología puede facilitar el proceso de composición, la calidad artística sigue dependiendo en gran medida del talento y la habilidad del creador humano.
En este sentido, a día de hoy esta tecnología puede ser vista como una herramienta complementaria en lugar de un reemplazo absoluto.
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Plataformas como Suno AI y Copilot representan un avance significativo en términos de accesibilidad y democratización en la creación musical. Este aspecto es especialmente relevante en un contexto donde la tecnología está cada vez más integrada en todas las esferas de la vida cotidiana.
Sin embargo, una preocupación inherente a la popularidad de herramientas de I.A. para la creación musical es el riesgo de caer en homogeneización de la producción artística, es decir, que todas las canciones terminen sonando parecido.
Al depender en gran medida de algoritmos predefinidos, existe el peligro de que las canciones generadas por estas plataformas tiendan a seguir patrones preestablecidos y “carezcan de singularidad creativa”. Este fenómeno podría conducir a una saturación del mercado con contenido genérico y carente de autenticidad.
“Esa posibilidad es real y no se limita a la música. Incluso imagino un mundo en que los consumidores o lectores se dividan entre suscriptores, con acceso a obras de calidad, y no suscriptores, donde el nivel sea muy bajo según los criterios actuales. También puede ocurrir, no obstante, que el GPT-7 escriba muchísimo mejor que la mayoría de los periodistas y escritores actuales. Quién sabe”, agrega.
Pero en este debate no todo es blanco o negro. El escritor también explica que la tecnología puede ser una fuente de inspiración y colaboración para los músicos tradicionales. En lugar de ver a la inteligencia artificial como una amenaza, compositores pueden utilizar estas herramientas como extensión de su creatividad. “
La colaboración entre humanos y máquinas podría abrir nuevas posibilidades creativas y dar lugar a obras híbridas que combinan lo mejor de ambos mundos. Como menciona Carrión en su entrevista, algunos artistas ya están experimentando con la colaboración con algoritmos, lo que sugiere un enfoque más integrador y colaborativo hacia la tecnología en la creación artística.
“Por ejemplo, Spotify ya ha lanzado una I.A. de creación de playlists. De curación musical. Hay que ver qué ocurre en esa dirección de metaintligencia artificial. En lo que respecta al futuro inmediato, creo que es un panorama tan mutante, tan radicalmente nuevo, que hay que ir viendo poco a poco qué va pasando e intentar que la lógica corporativa no nos atropelle y no altere, sin ningún tipo de sentido, la lógica humanista del arte”.
De momento, la música seguirá siendo una manifestación única de la creatividad humana, enriquecida por la constante innovación tecnológica y la pasión artística.