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Murciélagos, ni feos ni peligrosos: amigos del medio ambiente

Quienes los estudian aseguran que en ellos están las pistas para que los humanos permanezcan en la Tierra.

  •  FOTO sstock
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  •  FOTOs Cortesía Alex Mauricio Jiménez
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  • Murciélagos, ni feos ni peligrosos: amigos del medio ambiente
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26 de mayo de 2020
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No son feos. Tal vez usted no se buscaría un novio murciélago, pero la flor de planta de bromelia y el mamífero que gana el récord guinness por la lengua más larga en comparación con su cuerpo (la especie A. fistulata) representan una verdadera historia de amor. Evolucionaron para, de alguna manera, complacerse mutuamente. Como un pitillo, el animal de unos 8 centímetros de longitud usa la lengua que tiene el 150 % de su tamaño para sorber su néctar de naranja y llevar el polen a otra flor, ayudando a la planta en su proceso de reproducción. Ella duplica justo la cantidad de zumo que este busca, uno más acuoso, sin importar la cantidad de azúcar. Un descubrimiento publicado en Science en 2017.

Y, aunque los murciélagos lucen de maneras tan diferentes y extrañas a los ojos humanos, su piel es suave, grata de acariciar. La del caballo se percibiría áspera en comparación. Y no solo eso. También existen de los que lucen más tiernos que cualquiera de los peluches que se consiguen en la Tienda del Parque Explora. Las crías del murciélago blanco hondureño (Ectophylla alba) parecen bolitas de algodón. En Chocó un colega de Alex Mauricio Jiménez, profesor-investigador de la Universidad Tecnológica del Chocó y curador de la colección de mamíferos de esa misma universidad, dice haber visto uno, “pero no tiene el registro, así que no se puede confirmar”. Eso sí, en Colombia se han reconocido otras especies de color blanco como el fantasma (Diclidurus ingens). Los trabajos del grupo de investigación del profesor Jiménez concluyen que la región chocoana cuenta con una de cada 10 especies de murciélagos que se han encontrado en el mundo (se calcula que son 1.300)

Jiménez junto a su equipo, publicó un artículo en 2016 con la cifra que elevaba la riqueza de murciélagos para Chocó en un 49 % (83 a 132 especies). En este departamento hay cerca del 64,4 % de la quiróptero-fauna de Colombia. Seis de ellas consideradas por la Lista Roja de UICN en situación de peligro de extinción.

“Chocó es la localidad más rica en número de especies de murciélagos del mundo. Y esto lo reconoció el año pasado la curadora del Museo de Historia Natural de Nueva York”, recuerda Hugo Mantilla-Meluk, director del Centro de Estudios de Alta Montaña y curador de la colección de murciélagos de la Universidad del Quindío.

En el trópico, además de su alta diversidad de especies, también sobresalen por su diversidad de dietas, hábitos de vuelo, colores y tamaños; por ejemplo, hay especies que pesan entre 2 gramos, como el murciélago nariz de cerdo de Kitti (Craseonycteris thonglongyai), y otros hasta de 1 kg, como los megaquirópteros, llamados zorros voladores (Acerodon jubatus y Pteropus vampyrus lanensis).

Históricamente al ser maestros de la noche generan inseguridad a los humanos, animales que no dominan la oscuridad como ellos; aunque un porcentaje importante de los Homo Sapiens tengan hábitos nocturnos.

No todos son amigos de la noche. Mamíferos voladores diurnos se ven en Asia, pero los colombianos sobrevuelan y caminan en cuatro patas por las noches, relata Jiménez. En el día, los del trópico, hacen una hibernación llamada topor o letargo.

No dejan morir a los suyos

Que su vida se desarrolle en la noche no los hace solitarios ni crueles. Son de hecho bastante solidarios. En una de sus visitas a una cueva en El Carmen de Atrato, Jiménez lo presenció. Varios individuos de la especie que consume sangre -solo lo hacen tres entre más de 1300-, salieron al rescate de una cría que se cayó en la retirada por la presencia del investigador. “Ellos nunca te van a atacar, se retiran cuando te ven, eso sí sin dejar de mirarte”, cuenta Jiménez, que enfatiza en que se limpian con frecuencia. Deben saber que el aseo los protege de virus, hongos y bacterias.

Si alguno llega sucio su grupo, hasta 20 de ellos se le acercan a lamer los restos extraños que carga. Su tolerancia a las enfermedades, que supera a la de otros mamíferos, es una de sus muchas cualidades particulares. Devoran toneladas de insectos portadores de enfermedades. No obstante, su capacidad para coexistir con los virus que pueden transmitirse a otros animales, en especial a los humanos, puede tener consecuencias desastrosas cuando se cazan para comerse o comercializarse y cuando se invade su territorio, advierte Mantilla.

“Solucionaron el problema del sistema inmune, así que no tienen problemas de vivir uno cerca del otro” agrega el investigador. Se apiñan hasta 40 millones en espacios confinados. El profesor Thomans Kuns, el papá de la ecología moderna de los quirópteros, y que murió este mes debido a covid-19, visitaba la colonia urbana de murciélagos más grande del mundo debajo el puente de la Avenida del Congreso, en Austin, Texas (EE.UU.), y los contaba con una herramienta para medir la temperatura, porque no había como hacerlo uno a uno.

Hacen guarida en cuevas, puentes, cultivos e incluso algunas especies construyen refugios cortando hojas que modifican para darle la forma de una tienda de campaña. Les llaman tenderos, y hay varios de estos en el Colombia.

Son el segundo orden de animales más diversos, después de los roedores, y tienen complejos sistemas de guarderías, “un individuo puede quedarse cuidando a las crías y alimentándolas”, mientras sus familiares se ausentan narra Mantilla.

Los murciélagos dan a luz a neonatos muy grandes en relación con el tamaño materno. En las especies Rhinolophus cornutus y Anoura geoffroyios, los recién nacidos más grandes alcanzan una masa hasta del 45 % de la materna. Jiménez lo compara con los humanos: “Es como si una mujer de 70 kg diera a luz un bebe de 30 kg. Los murciélagos hembras lo han solucionado al desarrollar la capacidad de ensanchar considerablemente su pelvis y abrirla ventralmente, gracias a la ausencia de huesos púbicos.

El secreto de la longevidad

Se han adaptado a diversos climas del planeta, casi que se les encuentra en todas partes, a excepción de los casquetes polares y las partes más altas de las montañas. Son los únicos mamíferos que vuelan por lo que requieren mucha fuerza.

“Son máquinas de producir energía”, aclara Meluk, especialista en mastozoología. Y en su metabolismo está la clave. Ya que el vuelo es una actividad energéticamente demandante todo el aparataje que debería estar asociado a la reparación de los pequeños cambios que aparecen cada vez que replican el genoma, no ocurren. “Lo que es interesante y estamos descubriendo es que esa ‘pereza’ en la reparación del genoma les ha otorgado ciertas características de plasticidad en expresión”.

Mantilla cuenta fascinado que hay una relación muy estrecha entre el metabolismo y la masa corporal, el tamaño de un organismo y que la de estos mamíferos se sale de toda regla. Mientras un ratón vive en promedio 3 años, hay registros de murciélagos que viven hasta los 40 años. “Eso como si nosotros viviéramos 300 o 400 años”, anota. El símbolo de la longevidad en China se adorna con sus figuras.

No son ratones con alas

La palabra murciélago está formada del latín mus (ratón), transformada en “mur”, y del español, ciego, habiendo sido intercambiadas las dos últimas sílabas, pasando de “ciegola” a “cielago”: literalmente “ratón ciego”. Y Mantilla recuerda, como lo ha hecho por décadas, que “las alas de los murciélagos están hechas de sus manos”.

Vuelan con hélices diferentes a las de las aves, sus manos en un pasado lejano se colgaron de los árboles. Estas tienen los mismos rasgos que las de los humanos: pulgar, índice y los demás dedos. De ahí le viene el nombre científico al orden donde están incluidos estos organismos quirópteros (“una mano que se hizo ala”). Chiron (quirón) es mano y pteron significa ala.

Al ver sus fetos una mirada descuidada podría confundirlos con un estado similar al del desarrollo de un humano en el que sus manos se están convirtiendo en alas. Y como todos los vertebrados los murciélagos tienen un aparato digestivo que empieza en la embocadura y termina en el ano. No defecan por la boca, otra de las ideas falsas que los rodean.

Se les considera ciegos, pero lo que son es escuchadores profesionales. A diferencia de los primates no interpretan el mundo a través de la visión, aunque sí ven y bien, sino a través del sonido con un sistema llamado ecolocalización con el que emiten ultrasonidos.

Disparan al vuelo

Sus hábitos alimenticios incluyen insectos, ranas, néctar, sangre y frutos. Son fundamentales para la polinización de muchas frutas como los plátanos, los aguacates y los mangos. Su necesidad de toneladas de insectos (algunos comen hasta 400 a 1.000 por hora), es uno de los servicios que le prestan a la naturaleza. Muchos de los insectos que comen, explica Mantilla, pueden ser potencialmente nocivos para los cultivos.

Todas las formas tan variadas que presentan estos animales como las del Lonchorhina mankomara, una especie identificada por Mantilla, que tiene las estructuras télicas –es decir, todo aquello que sale del contorno del cuerpo, como las orejas y la nariz– más grandes y complejas hasta ahora conocidas en su género, tienen una correspondencia con los cambios de floración de producción de néctar de algunas plantas.

Y esta estrecha relación es importante porque la gran mayoría de los árboles son sembrados por las especies que dispersan semillas. Pocas aves pueden cargar semillas tan pesadas. Los insectos cargan semillas livianas pegadas de sus patas o en su lomo, pero las grandes son dispersadas por los murciélagos. Estos, además, las disparan al vuelo. Defecan mientras se desplazan. Mantilla describe que “dejan las semillas perfectas, al pasar por su tracto les quitan la cáscara y estas tienen más probabilidades de prosperar”. Un agradecimiento para los murciélagos, entre tantas cosas, por los árboles de Chocó y la Amazonía.

¿Quién más tendrá la cura contra el covid-19 o incluso contra enfermedades genéticas derivadas de tumores producidos por bacterias o virus? Los biólogos que se apasionan con ellos no vacilan en asegurar que son los que guardan en su biblioteca genética las pistas para que los humanos permanezcan en la Tierra. ¿Feos? No, mejor: enigmáticos, únicos, sabios.

1300
especies de murciélagos se han registrado en el planeta: Hugo Mantilla.
132
especies de este orden se encuentran en el Chocó: Mauricio Jiménez.
200
especies están en vía de extinción: Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza
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