Si desde 2016 cuando se anunció el descubrimiento de un planeta en la estrella más cercana al Sol los astrónomos no han dejado de poner sus miradas en ese mundo, hoy tienen razones adicionales.
Para ser exactos: hay dos nuevos motivos.
Un estudio no publicado todavía en revista astronómica sugiere que no hay uno sino dos planetas alrededor de Próxima Centauri, una estrella enana roja, el tipo de sol más común en nuestra galaxia: alrededor del 75 %.
El potencial planeta sería Próxima c, de acuerdo con la nomenclatura y sería una Supertierra (mayor que nuestro hogar).
“Solo es un candidato”, explicó Mario Damasso, de la Universidad de Turín en Italia durante una presentación la semana pasada en la Universidad de California en Berkeley.
El otro motivo para los astrónomos es la sugerencia en un artículo en Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, de que Próxima b, ese cuerpo terrestre anunciado hace casi tres años, podría tener, pese a todo, unas condiciones adecuadas para que prosperara alguna forma de vida (ver Radiografía).
Las primeras pistas
Damasso y su colega Fabio Del Sordo de la Universidad de Creta analizaron observaciones de la estrella con el instrumento Harps (High Accuracy Radial velocity Planet Searcher) instalado en un telescopio del Observatorio Europeo del Sur en La Silla, Chile.
Notaron pequeñísimos movimientos inducidos al parecer por los jalones gravitacionales de planetas alrededor. Ese instrumento ayudó a detectar a Próxima b, como lo ha hecho con otros cuerpos extrasolares.
Pero a diferencia de este, el posible nuevo planeta no se encuentra en la zona habitable, esa donde puede haber agua en estado líquido.
Próxima c, que tendría una masa de unas seis veces la terrestre, estaría a 1,5 unidades astronómicas de su pequeña estrella madre. Una unidad equivale a la distancia Tierra-Sol que es de casi 150 millones de kilómetros.
Dado el tamaño de Próxima Centauri, una estrella fulgurante con elevados aumentos aleatorios de brillo, a esa distancia un planeta sería frío. Un mundo congelado.
La estrella tiene 1/8 de la masa del Sol, pero su densidad es 40 veces mayor.
Aquella distancia hará más difícil detectar el posible planeta Próxima c: ni la estrella es visible al ojo humano y se requiere de ayuda óptica para diferenciarla dentro del sistema Alfa Centauri, que tiene otros dos soles. Próxima parece girar alrededor de ellos.
Tal vez, de acuerdo con el par de astrónomos, con el satélite europeo Gaia que hoy hace un mapa del cielo o con el telescopio James Webb que será lanzado en 2021, podría afinarse la mirada para confirmar o no este nuevo mundo.
Si es real, Próxima Centauri sería una joya en el cielo.
4.850
millones de años sería la edad de Próxima Centauri,
la estrella más cercana