Un planeta prácticamente inhabitable en unas pocas décadas es el anuncio que hace un análisis sobre el cambio climático escrito por David Spratt, director de investigación del Centro Nacional Breakthrough para la restauración climática, Ian Dunlop, experto en energía y en la interacción entre gobiernos y sostenibilidad, y respaldado por el almirante retirado Chris Barrie, quien fue jefe de la Fuerza de Defensa australiana desde 1998 hasta 2002.
Si no se toman acciones ya, dicen los investigadores, en tres décadas podría empezar el fin de gran parte de la humanidad y de lo que ha construido en los dos últimos milenios. Y esto no es una sinopsis de una película de ciencia ficción protagonizada por Will Smith, es una realidad.
Subestimar la severidad de lo que la crisis climática está evidenciando es un problema que, según el análisis de expertos australianos, se dio en hace 10 años y se sigue dando hoy, especialmente en el trabajo del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC). Como ejemplo citan el quinto informe de evaluación del IPCC en 2014, el cual proyectó un aumento del nivel del mar de 0.55-0.82 metros para 2100 diciendo que “los niveles por encima del rango probable no se pueden evaluar de manera confiable”. A modo de comparación, el mayor de los dos escenarios del Departamento de Defensa estadounidense es un aumento de dos metros en 2100, y el escenario “extremo” desarrollado por varias agencias gubernamentales de Estados Unidos es de 2,5 para 2100.
Otro ejemplo es el reciente informe del IPCC de 1.5° C, que proyecta que el calentamiento continuaría a la tasa actual de cerca de 0.2° C por década y alcanzaría los 1.5°C alrededor de 2040. Sin embargo, es probable que el límite de 1.5°C se pase a la mitad de ese tiempo, alrededor de 2030, y el límite de 2°C alrededor de 2045. Esto debido a la aceleración de las emisiones antropogénicas, la disminución de la carga de aerosoles y el cambio en las condiciones de circulación del océano.
Los científicos advierten que llegar a un calentamiento de 4°C es incompatible con una comunidad global organizada, sería devastador para la mayoría de los ecosistemas y tiene una alta probabilidad de no ser estable. El Banco Mundial dice que puede estar “más allá de la adaptación”. Pero también puede existir una amenaza existencial para muchos pueblos y regiones en un nivel significativamente más bajo de calentamiento. En 2017 los 3°C de calentamiento se clasificaron como “catastróficos”.
El informe en cuestión: ¿Podemos pensar de nuevas maneras sobre los riesgos de seguridad humana existenciales provocados por la crisis climática?
En conversación sobre la protección y restauración de los océanos celebrada en la Universidad de Antioquia esta semana, Julio Eduardo Cañón Barriga, ingeniero civil con Maestría en Recursos Hídricos y Doctorado en Hidrología llamó la atención sobre el ataque a la ciencia que se está dando desde los escenarios políticos. Y este, dice, sería uno de los peligros más preocupantes ante la crisis del clima: avivar la desconfianza sobre la situación.
“Los humanos pensamos en paquetes y ante la complejidad buscamos respuestas simples y eso encontramos en los políticos. En Estados Unidos ante un rechazo al aborto, por ejemplo, se impone a los ciudadanos aceptar incluir en ese paquete que el cambio climático es una falsificación”. Y también dijo que lamentablemente: “no hay una verdadera discusión de los tópicos, esta ya no es una sociedad abierta sino cerrada”.
Cambios que alterarán toda la forma en que los humanos viven no se pueden tomar a la ligera. Esto sumado a que presidentes como Donald Trump “este alterando los informes científicos de agencias como la EPA o de la NOAA; no negando el cambio climático, sino pidiendo no tener en cuenta efectos a 2100, sino a 2030. Sus argumentos son que sus resultados a largo plazo no son claros y que es especulación”, concluye Cañón. Así que es mejor tener presente de una vez que tal vez en los próximos años se producirán informes diezmados en Estados Unidos y que además solo tendrán en cuenta el corto plazo.