Los cambios que se generaron en el mundo tras la pandemia atajaron muchos de los avances que se venían haciendo en materia económica, social y ambiental. No obstante, tal y como dice esa famosa frase de que toda crisis representa una oportunidad, también tomaron relevancia otros asuntos como la transformación de los sistemas globales, los enfoques regenerativos de los negocios y la reinvención del capitalismo.
Y es que para 2050, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se espera que la población del mundo aumente a 9.000 millones de personas, por lo que el llamado urgente que se ha venido haciendo es a la implementación de acciones concretas para que estas personas tengan un buen nivel de vida sin rebasar los límites del planeta.
En este camino, en Colombia desde hace varios años las empresas comenzaron a reconstruir sus modelos de negocio, con miras a establecer nuevas prácticas que les permitiera ser sostenibles, pues no solo se trata de sembrar árboles o reciclar, este concepto tiene que ver con una mirada holística basada en estrategias en el corazón de las compañías con criterios Ambientales, Sociales y de Gobernanza (ASG o ESG, por sus siglas en inglés).
Los compromisos empresariales
Al año, se generan en el país 12 millones de toneladas de basura de las cuales apenas se reciclan en promedio un 17%. Por esto, desde la Asociación Nacional de Industriales (Andi), gremio que se ha consolidado como líder en economía circular, se han dado a la tarea de diseñar, promocionar y coordinar iniciativas de recolección y aprovechamiento de residuos.
“Las empresas deben jugar un papel decisivo y de liderazgo para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), razón por la cual desde la Andi se han creado diez programas enfocados en atender distintos tipos de residuos, entre los que se encuentran envases y empaques, computadores, electrodomésticos, pilas, baterías de carro y moto, envases de plaguicidas, entre otros, que se suman a las iniciativas de empresas transformadoras de materiales”, señaló Carlos Herrera, vicepresidente de Sostenibilidad de la Andi.
Solo en 2022, las empresas afiliadas a la Andi; la Cámara de Pulpa, Papel y Cartón, y el Comité de Acero, lograron gestionar más de 2,5 millones de toneladas de residuos, entre papel, cartón, vidrio, metal y plástico, que fueron reincorporados a la cadena productiva.
Dentro de este esquema de sostenibilidad coordinado por la Andi se encuentra el programa Visión 30/30, el cual tiene como meta para el año 2030 recuperar el 30% de los empaques y envases que eran considerados desechos y pueden ser reincorporados al aparato productivo. En la iniciativa participan más de 340 empresas de 30 sectores productivos.
Asimismo, el año pasado se logró la recolección y el aprovechamiento de aproximadamente 59.000 toneladas de empaques y embalajes usados. La meta para este 2023 es llegar a 82.000 toneladas.
“En el sector productivo hemos visto una evolución realmente vertiginosa: pasamos de una época en la que el centro de la sostenibilidad era solo el ambiental, muy referido solo a un cumplimiento, a una en donde las empresas han ampliado esa perspectiva, incorporándola a sus modelos de negocio y viéndola como una oportunidad en el mercado”, apuntó Herrera.
Un ejemplo de esto fue el resultado del Anuario de Sostenibilidad de Standard & Poor’s Global (S&P) 2023, un índice de referencia para inversionistas y gobiernos que mide el desempeño económico, ambiental y social de las compañías mundialmente.
La lista sorprendió con la aparición de 13 empresas colombianas, distinguidas como las más sostenibles del mundo: Bancolombia, Grupo Argos, Cementos Argos, Grupo Nutresa, ISA, Ecopetrol, Grupo Sura, Promigás, Corficolombiana, Grupo Energía Bogotá, Éxito, Davivienda y Banco de Bogotá.
“La economía circular ha tomado fuerza porque ha demostrado que es un modelo que ayuda a manejar adecuadamente los recursos, que evita las pérdidas y encuentra valor a los residuos, ya que hace que las basuras pasen de ser algo que se bota a convertirse en materiales que se pueden recuperar en el aparato productivo”, sostuvo Herrera.
Pero el aprovechamiento de residuos de envases y empaques no ha sido la única apuesta de las empresas. De manera complementaria a Visión 30/30 está la iniciativa Grupo Retorna, que une seis programas posconsumo: EcoComputo, Red Verde, Cierra el Ciclo, Rueda Verde, Recoenergy y Pilas con el Ambiente, en los que participan 122 empresas que en 2022 gestionaron más de 46.000 toneladas de residuos como plaguicidas domésticos, computadores y periféricos, pilas usadas, electrodomésticos, baterías y llantas.
En total, según la Andi, el año pasado se recolectaron y aprovecharon más de 105.000 toneladas de este tipo de productos, cuyo volumen representa más de lo que una ciudad como Bucaramanga genera en residuos durante seis meses.
“Estas son algunas formas con las que el sector empresarial responde a la necesidad de proteger nuestros recursos ambientales y mitigar el impacto que tiene, no solo la actividad productiva, sino la vida en sociedad”, añadió el vicepresidente de Sostenibilidad de la Andi.
La sostenibilidad también es una gran oportunidad de negocio
Todo lo anterior lleva a concluir que la sostenibilidad va más allá de lo ambiental, pues esta también genera oportunidades de negocio y empleo.
Por ejemplo, Herrera contó cómo hace unos años, cuando se arrancó con el aprovechamiento de residuos electrónicos de aparatos como computadores, televisores, neveras y lavadoras, en el país no había “ni cinco empresas dedicadas a este fin, mientras que ahora ya existe toda una asociación de más de 50 empresas dedicadas a recoger, procesar y reutilizar este tipo de desechos”.
De esta manera, para la Andi emplear el enfoque de sostenible en las empresas también contribuye a mejorar la calidad de vida de los empleados e impulsa el desarrollo social y económico de las comunidades.
Gobierno y empresas empezaron a emitir bonos verdes
Colombia ha logrado avances importantes en la creación de un entorno normativo propicio para la sostenibilidad, con bases sólidas para alcanzar sus ambiciosos objetivos climáticos y de conservación de la biodiversidad.
De hecho, el Banco Mundial reconoció que el país ha dado pasos importantes para transformar sus intenciones en acción, tales como el desarrollo de un mercado local de bonos verdes y una taxonomía verde; la integración de la sostenibilidad y la gobernanza ambiental y social, así como directrices para el sector financiero y de infraestructura.
Así, por un lado, se destaca el establecimiento de un marco de bonos verdes acorde con los Principios de los Bonos Verdes de la Asociación Internacional de Mercados de Capitales. “Colombia emitió en 2021 sus primeros bonos verdes soberanos en el mercado local por un monto de $1,5 billones y con un vencimiento de 10 años. Se trató del primer bono verde soberano de mercados emergentes que se emitió a través de una subasta en moneda local y que utilizó la estructura de los bonos gemelos utilizada anteriormente por Alemania”, recalcó el organismo.
Por otra parte, en abril de 2022 Colombia se convirtió en el primer país del hemisferio occidental en adoptar una taxonomía verde nacional. Se trata de una herramienta de clasificación que permite a los prestamistas y prestatarios identificar actividades económicas que contribuyen a objetivos ambientales específicos. Esto se convierte en un factor clave en la movilización de capital del sector privado hacia prioridades medioambientales.
Paralelamente a estas iniciativas, la Superintendencia Financiera de Colombia (SFC) incorporó requisitos para integrar los riesgos ASG en la política de inversión y en los sistemas de administración de los fondos de pensiones y de las compañías de seguros.
Bajo este entorno normativo, en 2020 Colombia se comprometió a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 51% para 2030, y a trabajar para lograr la neutralidad de carbono para 2050.
“Las empresas que no sean sostenibles no sobrevivirán”
En el mundo empresarial existen muchos mitos alrededor de la sostenibilidad, uno de ellos es que llevar a cabo este tipo de estrategias requiere un “esfuerzo extra” por parte de las compañías.
Para Sergio Isaza, fundador de la consultora Gestión de Riesgos Sostenibles (GRS), cada vez los consumidores son más conscientes de sus hábitos ambientales, por lo que los productos que no implementan iniciativas con este enfoque se están quedando obsoletos ante las exigencias del mercado.
“Las prácticas sostenibles son un requerimiento en cuanto a regulaciones normativas, como el emergente crecimiento del mercado de carbono, y también en estándares mercantiles, pues aquellas marcas perjudiciales para el ambiente están en el punto más bajo de la góndola en las grandes superficies”, indicó el analista.
Y es que, por ejemplo, un reporte de la organización Carbon Disclosure Project (CDP), que mide la gestión de los riesgos ambientales de las empresas, reveló que aquellas firmas con iniciativas sostenibles y declaradas en la lucha del cambio climático tienen un mejor rendimiento financiero, ya que se ha comprobado que estas obtienen hasta un 67% más de retorno sobre inversión que las compañías contaminantes.
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