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La personalidad y originalidad de un vino solo se pueden obtener de manera natural gracias a la influencia ejercida por el terruño y el microclima. En cada lugar de la Tierra el calor, la luminosidad, la higrometría y la geología se relacionan entre sí de manera diferente y única. El hombre debe comprender como la viña se adapta en cada caso. De esta comprensión nace la grandeza de una D.O. Quiero decir, la exquisitez de una Denominación de Origen reside en la interacción perfecta de los factores climáticos (diferentes microclimas), edáficos (diferentes suelos), genéticos (diferentes variedades) y culturales (prácticas vitícolas). Uno de estos sitios mágicos se descubrió hace muy poco, allá por el año 2000 a cargo de la enóloga chilena María Luz Marín, más conocida como Marilú. Ella fue la primera mujer en convertirse en fundadora, dueña y enóloga de un viñedo chileno.
Este milagro sucedió a kilómetros de la fría costa pacífica chilena, en un valle conocido como San Antonio. El valle de San Antonio no contaba con una tradición vinícola importante, como sí la tenían Maipo y Colchagua. En esta zona, la Cordillera de la Costa, paralela a los imponentes Andes, se manifiesta en toda su gloria, extendiendo brazos que forman valles pequeños con microclimas ideales para la producción de vinos. Este valle es de los pocos que no está asociado a un río. Fue el océano Pacífico el que determinó la calidad de esta marca de vino.
El valle de San Antonio goza de un clima fresco y húmedo. Estas condiciones llevan a una maduración más lenta de la uva, lo que resulta en un vino delicado, fresco y muy aromático.
Marílú Marín fue una de las pioneras que fundó vínicolas en este valle, junto a Garcés Silva, Matetic y Viña Leyda. San Antonio está dividido en 3 subvalles: Leyda, Lo Abarca y El Rosario. En 2019 nació la asociación de Valle de San Antonio para promocionar el vino premium de la costa. Las variedades más comunes son las cepas blancas. En particular, Sauvignon Blanc, pero también Chardonnay, Riesling (nuestro invitado de hoy) y Gewürztraminer; en tintos, sobresalen el Pinot Noir y el Syrah.
No podemos olvidar que fue en Lo Abarca donde se descubrió un “microclima” único, desarrollado por la fuerte influencia marítima con prolongadas neblinas matinales y tardes soleadas que permiten un óptimo desarrollo de la uva, pues evitan el exceso de madurez y la pérdida de acidez, claves en vinos como el sauvignon blanc. Uno de los grandes logros de la marca fue haber conquistado el mejor sauvignon blanc del mundo, con la línea TH (Terroir Hunters) de Undurraga, para la revista inglesa Decanter en el año 2009, venciendo por primera vez en la historia a los neozelandeses, que hasta esa fecha eran los amos absolutos de esa uva en el mundo.
Vino: Casa Marín Miramar
Vineyard
Bodega: Casa Marín
Uva: 100% Riesling
Año: 2022
Zona: Lo Abarca (San Antonio)
País: Chile
Enóloga: María Luz Marín
Capacidad de Envejecimiento entre 6 y 8 años
Temperatura de Servicio 12ºC
Importa: Badrán Market
