Pico y Placa Medellín
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Debe enfatizarse que el metro de Bogotá no es un metro, es un transmimetro. No es más que la consolidación del proyecto de buses que dejó Peñalosa en la ciudad y un gigantesco plan de especulación inmobiliaria. Esto es a lo que Claudia López le dice el metro de Bogotá. Ese transmimetro está concebido para perpetuar la tiranía de los buses en la ciudad y favorecer a las grandes constructoras y enormes proyectos inmobiliarios que se levantarán a lo largo del corredor. Lo otro es el costo del mismo, el cual arranca en US$4.500 millones.
Estoy totalmente en contra de la teoría de que se haga porque hay que hacerlo, así sea cualquier cosa, en lugar de no hacer nada. Si se hace mal nunca la ciudad podrá consolidar la red de metros ni cambiar su paradigma de transporte que son los buses.
En este caso sería mil veces preferible no hacer nada y ahorrarse la plata, que dilapidar US$4.500 millones. Estos proyectos siempre tienen sobrecostos. El metro de Medellín se vendió como el más barato del mundo y terminó costando casi tres veces más.
Bogotá va a repetir exactamente la misma historia con un plan tan descabellado, que ni siquiera las grandes constructoras de metros en el mundo se presentaron a su licitación y lo hará una compañía china de tercer nivel.