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Un niño o niña que no aprende a leer a la edad pertinente por las fallas del sistema, enfrentará una brecha insalvable el resto de su vida.
Por Mauricio Perfetti Del Corral - mauricioperfetti@gmail.com
Los datos de estudiantes por fuera del sistema educativo y deserción escolar en el país a nivel de la educación básica y media fueron recientemente publicados por el Ministerio de Educación. Se encuentran fuera del sistema 907 mil niños y niñas; y, la tasa de deserción de colegios oficiales fue de 3,9% en 2023, cifra mayor incluso que en pandemia (2,4%). Estos datos muestran un aumento en los problemas de acceso y en la incapacidad para retener a los estudiantes en el sistema.
Dichas cifras constituyen un retroceso en los logros del país en cuanto a la población por fuera del sistema: 7.47% en 2015, 9,54% en 2023. Nada peor para esos hogares que ver frustradas sus aspiraciones y trayectorias de vida. La salida del sistema escolar a temprana edad les cierra puertas y oportunidades y los lanza prontamente al mundo de los NINIs (jóvenes que no están empleados, ni estudiando). Colombia es uno de los países con mayor proporción de jóvenes que se encuentran en esa condición entre los países de la OCDE. La deserción escolar condena a estos estudiantes a trayectorias de menores ingresos, pues como lo ha demostrado la teoría del capital humano, a mayor educación y experiencia laboral, mayores ingresos laborales. Así mismo, menores niveles educativos conllevan también a menos oportunidades laborales o a trabajos informales de bajos ingresos. Esa combinación de informalidad, bajos ingresos y falta de oportunidades conllevan a mayor pobreza; es decir, la falta de educación reproduce el círculo de la pobreza y la desigualdad.
Desde comienzos de este siglo se ha evidenciado que un niño o niña que no aprende a leer a la edad pertinente por las fallas del sistema, enfrentará una brecha insalvable el resto de su vida, sin posibilidades de recuperación. Esto describe el tamaño del impacto de estas cifras que trae el gobierno del cambio; vaya paradoja, una tragedia para esos estudiantes y sus padres.
El informe del Banco Mundial acerca de prosperidad y reducción de la pobreza en Colombia, afirmó recientemente que “impulsar el capital humano es esencial, ya que es, posiblemente, el activo más importante” con el que cuentan las familias u hogares pobres y se constituye en un catalizador para una mayor movilidad social y menor desigualdad.
Para reducir la deserción es necesario hacer uso intensivo del sistema de información de matrícula, hacer seguimiento a cada niño o niña matriculada; requiere, además, de unos secretarios de educación comprometidos que, junto con el Ministerio, rebusquen a los niños o niñas desertores o no matriculados. Implica, también, hacer recurrentes estudios de la deserción y, consecuentemente, promover programas de alimentación y transporte escolar, útiles escolares, adaptaciones pedagógicas a los contextos propios de los territorios, programas especiales en zonas de conflicto, desplazamiento y reclutamiento, y contar con docentes psico-orientadores.
Más y mejor educación significa menor pobreza y mayor movilidad social; por el contrario, mayor deserción o menor retención escolar es condenar a la pobreza y la desigualdad. Nada más alarmante que un ministro de educación y un gobierno que hacen tan poco por la educación básica y media.