Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6
El futuro se construye hoy y pasa por las regiones, con diálogo, ejecución y liderazgo en medio de la incertidumbre. Con el esfuerzo conjunto de lo público, privado y social.
Por María Bibiana Botero Carrera - @mariabbotero
A lo largo de medio siglo, Proantioquia ha sido producto y testigo de la consolidación y expansión de un empresariado con sentido de lo público que, además de impulsar el desarrollo económico, entendió que negocios sanos requieren un entorno sano, y que una sociedad próspera es la mejor manera de asegurar buenas empresas. Hemos construido puentes con lo público y las organizaciones sociales, fomentando una cultura propia, una forma de hacer empresa que crea valor social.
El liderazgo empresarial de Antioquia ha sabido, en cinco décadas, y desde muchos años atrás, convertir desafíos en oportunidades, forjando un camino que, lejos de buscar atajos ideológicos, ha apostado por la confianza, conversación entre distintos, inversión en educación y en programas sociales, creación de instituciones, promoción del talento y la innovación. No es un liderazgo infalible, no es ajeno a la crítica, y ha estado listo para reinventarse, adaptándose a la nueva agenda global.
La historia de Proantioquia habla de pensar en clave de futuro en medio de los retos del presente. Una inspiración para muchos empresarios, y un llamado para algunos líderes públicos que, sumidos en discursos sectarios, ignoran el valor y la virtud de la alianza público-privada para lograr una Colombia próspera. No hay disyuntivas en esto.
Reconozcamos que, en un país convulsionado por la polarización, el populismo y la posverdad—fenómenos que Moisés Naím ha denunciado con tino— es imperativo renovar el compromiso ineludible de trabajar por lo público desde lo privado, levantar la voz con valentía y, por qué no, reclamar respaldo a las empresas que se han comprometido con el desarrollo de este país.
La retórica que hoy impera, cargada de desinformación, promesas vacías y una visión miope, se contrapone a un sector privado que ha demostrado, con hechos y resultados, que el progreso no es una mercancía que se negocia en la plaza pública, sino el fruto del compromiso, la integridad y la visión de largo plazo. Se puede construir riqueza y valor social al tiempo.
Este momento nos exige ser disruptivos, cuestionar el status quo y denunciar un liderazgo político que, en lugar de sumar, resta con su incapacidad para comprender que el sector privado es un aliado, no un adversario. La independencia no es un simple ejercicio de rebeldía, sino la necesidad de recalibrar un rumbo que hoy debe adaptarse a un contexto donde la confianza en las instituciones se erosiona.
Que estos 50 años de Proantioquia no sean solo un motivo para reconocer una historia y un legado que ha transformado el rol de las empresas en lo público, sino también la oportunidad de recordarnos que ha sido el liderazgo empresarial, en los peores momentos de esta región y este país, un antídoto necesario contra la demagogia.
El futuro se construye hoy y pasa por las regiones, con diálogo, ejecución y liderazgo en medio de la incertidumbre. Con el esfuerzo conjunto de lo público, privado y social. Con instituciones y líderes que venzan el silencio y la indiferencia. Con un propósito común que transcienda la división. En Proantioquia estamos listos para 50 años más, haciendo que las cosas pasen.
*Presidenta Ejecutiva Proantioquia