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Inevitablemente muchos de esos inversionistas verán frustradas sus expectativas y caerán en una situación de insolvencia que les imposibilita atender sus compromisos con los bancos.
Por Luis Guillermo Vélez Álvarez - opinion@elcolombiano.com.co
El aporte más importante de la economía a la comprensión de los procesos sociales es la demostración de que una sociedad, donde los individuos toman las decisiones de forma descentralizada y realizan intercambios voluntarios en función de sus propios intereses, llega, no al caos, sino a un orden espontáneo, donde los planes de todos resultan compatibles sin intervención de ninguna autoridad centralizadora. La intervención del estado debe limitarse a garantizar las condiciones que hacen posible la cooperación voluntaria. Escribe Mises:
“Es evidente que sin un aparato de compulsión peligraría la convivencia social; la amenaza de la fuerza, por desgracia, ha de gravitar constantemente sobre quienes pretenden alterar la cooperación pacífica de los seres humanos. Tiene que haber una institución investida de poder suficiente para controlar a los que no se muestran dispuestos a respetar la vida, la libertad y la propiedad de los demás, pugnando contra la propia existencia social. Tal es la precisa misión que el liberalismo asigna al estado: salvaguardar la propiedad, la libertad y la convivencia pacífica”
Además de la violencia criminal, el funcionamiento espontáneo del mercado puede ser perturbado por una mala gestión de la moneda. Con moneda fiduciaria y bajo un sistema de reservas fraccionadas, los bancos pueden expandir el crédito de forma ilimitada, reduciendo sustancialmente la tasa de interés, generando así períodos de expansión en los que se modifica artificialmente la estructura de la producción al hacerse posibles inversiones que solo son rentables por la reducción extrema del interés bancario. Inevitablemente muchos de esos inversionistas verán frustradas sus expectativas y caerán en una situación de insolvencia que les imposibilita atender sus compromisos con los bancos. Ante esta situación, los bancos reaccionan contrayendo el crédito y se genera la situación de quiebras y reducción de la actividad económica propia de la fase de contracción del ciclo económico. Así, el origen de la contracción y la crisis está en la expansión y ésta es posibilitada por la elasticidad de la oferta monetaria en un régimen de reservas fraccionadas.
Una moneda neutral, que no altere los precios relativos ni la estructura de la producción, es el ideal de los economistas austríacos. Para lograrlo, algunos proponen reserva de 100% de los depósitos; otros, como Mises, retornar al patrón oro; otros más, como Hayek, desnacionalizar la creación monetaria y permitir la competencia de monedas.
Los economistas austríacos descreen de una ciencia económica pura y completamente ajena a la naturaleza de la organización económica de la sociedad. No puede haber una teoría económica – entendida como una ciencia pura de la asignación de recursos escasos en usos alternativos – válida para cualquier tipo de organización de la actividad económica: planeación centralizada o economía de mercado. La economía planificada o socialista no puede funcionar pues en ella es imposible el cálculo económico: sin los precios libres, que sólo el mercado procura, todo cálculo racional resulta imposible, escribe Mises.
Por esa razón, para la escuela austríaca, la economía es una ciencia militante, opuesta al socialismo, al intervencionismo y defensora irrestricta de la libertad.,