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Otro tema crucial para 2025 será el impacto del cambio climático en las relaciones internacionales. Las catástrofes naturales, cada vez más frecuentes y devastadoras, están obligando a los países a replantear sus prioridades.
Por Luis Diego Monsalve - @ldmonsalve
A medida que nos acercamos a 2025, el escenario geopolítico global se configura como un tablero complejo, donde los desafíos tradicionales se entrelazan con dinámicas emergentes. Será un año que pondrá a prueba la capacidad de los países para navegar un mundo cada vez más interconectado y frágil.
Uno de los retos más significativos será la intensificación de las tensiones entre las grandes potencias. Estados Unidos, bajo el liderazgo de Donald Trump, adoptará una política exterior centrada en el nacionalismo económico, mientras que China buscará profundizar su influencia en Asia, África y América Latina. Este enfrentamiento por la preponderancia global generará un entorno de incertidumbre para las economías más pequeñas, que intentan equilibrar sus intereses entre ambas potencias.
Europa enfrenta desafíos tanto externos como internos. La guerra en Ucrania sigue siendo un recordatorio de la fragilidad regional, y la posibilidad de una escalada no puede descartarse si Rusia intensifica sus acciones. Simultáneamente, la inestabilidad política en sus principales economías añade más incertidumbre: Alemania encara elecciones inciertas a inicios de año, lo que podría afectar su liderazgo en la Unión Europea, mientras que Francia lidia con constantes cambios de primeros ministros que dificultan la continuidad de sus políticas. A esto se suma la relación transatlántica, que enfrenta tensiones por el escepticismo hacia la OTAN en sectores estadounidenses y los intentos europeos de fortalecer su autonomía estratégica, complicando una alianza histórica.
En Medio Oriente, los conflictos se multiplican. La situación entre Israel y grupos como Hamas y Hezbolá, sumada a la implicación indirecta de Irán, mantiene la región en constante tensión. Además, el resurgimiento del conflicto en Siria añade un nuevo foco de preocupación. Una escalada en cualquiera de estos frentes podría derivar en una conflagración regional, desestabilizando aún más una zona clave para los mercados energéticos.
En América Latina, el panorama sigue siendo desafiante. La región ha perdido relevancia global debido a su bajo crecimiento económico y a su rezago en la adopción de tecnologías de punta. Mientras otras regiones avanzan en la transformación digital y en el desarrollo de industrias basadas en la innovación, América Latina se encuentra atrapada en modelos tradicionales que limitan su competitividad. No obstante, su riqueza en recursos naturales y el hecho de albergar la Amazonia, uno de los principales pulmones del planeta, ofrecen una oportunidad única para reposicionarse. La región tiene el potencial de convertirse en un actor clave en la lucha contra el cambio climático y en un proveedor de soluciones ambientales. Para ello, será necesario diseñar políticas que permitan atraer inversión en proyectos verdes y tecnologías limpias.
Otro tema crucial para 2025 será el impacto del cambio climático en las relaciones internacionales. Las catástrofes naturales, cada vez más frecuentes y devastadoras, están obligando a los países a replantear sus prioridades. Las naciones insulares del Pacífico, por ejemplo, ya están llevando sus casos a tribunales internacionales, exigiendo responsabilidades a los grandes emisores.
Finalmente, el auge de tecnologías disruptivas como la inteligencia artificial y las armas autónomas plantea desafíos éticos y de seguridad. Aunque estas tecnologías prometen transformar las economías, también pueden convertirse en herramientas de control político y militar, exacerbando tensiones entre naciones y dentro de las propias sociedades.
En conclusión, 2025 será un año decisivo, marcado por la necesidad de liderazgo global responsable y cooperación renovada. Sin embargo, el panorama actual refleja más fragmentación que unidad, haciendo aún más urgente que los países encuentren formas de afrontar estos desafíos de manera conjunta.