Pico y Placa Medellín
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Uvas, lentejas y copas para el brindis dispuestas en la mesa. Maletas, en la puerta. Frente a ella el año viejo, un éxito total en el gusto de todos los vecinos: el presidente de turno dio suficiente material no solo para adornarlo, sino para verlo arder. Arden también, pero con sabor a gloria, las gargantas con cada aguardientico junto a la gente que se quiere, que abraza con el ímpetu de quien estuvo ausente. Esos buenos tragos que no son para embriagarse sino para hidratar los sentimientos. No están todos los que importan, pero importan todos los que están. Incluyendo los que no llegaron a la fecha y quienes beben en su eternidad con el primer trago brindado de cada botella vertido en la tierra que los vio nacer. Ánimas benditas. “Salud”, mientras se repite con melancolía, respeto y la rigurosidad de una sabiduría heredada “ya pasaron a mejor vida”. ¿Pero qué mejor vida que esta?¿Cuál mejor momento que el presente? ¿De este instante digno de ser vivido y repetido?
Abrazar a mamá, brindar con papá, consentir lo hijos, besar a quien se ama, reír con amigos que son hermanos y hermanos que son amigos del alma. Mañana se pensará en las cuentas. ¿Cuánto hay que pagar por ello?. Amor Fati -ama tu destino-. Aceptar y amar cada momento de tu vida, incluso los más difíciles, como si fueran eternos. Puede que se pague con dinero o nostalgia, pero todo tiene un precio, aunque no se piense en él. Ya llega la medianoche, no faltan cinco, pero en la radio se escucha “Me perdonan que me vaya de la fiesta/ Pero hay algo que jamás podré olvidar/ Una linda viejecita que me espera/ En las noches de una eterna navidad”. Eterna porque las tradiciones son también un intento honesto de inmortalizar momentos significativos. La memoria siempre es hogar seguro de quienes se amó y a quienes se abraza espiritualmente. Hay que dejar huella. No solo para quienes se van de la fiesta, sino para nosotros mismos por si hay que volver al hogar en la búsqueda de un abrazo.
La Ley del “Eterno Retorno”: Todo lo que vivimos se repetirá infinitamente, de manera exacta, una y otra vez. Acciones, pensamientos, emociones y circunstancias que experimentamos. Una de tantas ideas existenciales planteadas desde la filosofía. “Ay que se va la vida / Ay que se va el amor / Ay que se va, qué se va, todo es natural” -suena con más volumen en los parlantes- “Hay que seguir mirando hacia adelante Nunca hay que quedarse a mirar atrás”. Lineal o cíclica, la vida avanza, como avanza la noche.
En la radio termina ya “El brindis de bohemio”. Ese que es “por la anciana infeliz que sufre y llora/ Y que del cielo implora que vuelva yo muy pronto a estar con ella”. Irremediablemente son las doce. El eterno retorno. Otro comienzo. Una pregunta: ¿Cómo lo vivirías de saber que tu vida, tal como es, se repetirá eternamente?
