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Es urgente un guía de perplejos

17 de febrero de 2025
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  • Es urgente un guía de perplejos

Por Juan José García Posada - juanjogarpos@gmail.com

En la lista de treinta mencionados por encuestas recientes como aspirantes a la Presidencia de la República hay multiplicidad de cualidades y defectos, valores y amenazas, opciones muy diversas que por lo menos insinúan la posibilidad de que entre todos ellos pueda surgir un buen líder que haga posible salir del caos al orden, del desgobierno loco y ausente al manejo serio del poder, del ánimo pendenciero a la creíble vocación dialogante. Cada cual puede ir viendo por quién podría decantarse. Lo cierto es que este país necesita con total urgencia un individuo respetable y coherente que ayude a salir de la situación penosa y desesperante de perplejidad en que está hundido.

Esa es una buena palabra para definir lo que ha venido pasando y agravándose. Perplejidad, entendida como irresolución, confusión, duda sobre lo que debe hacerse. Es increíble que en tiempos de información al máximo todo un país esté paralizado por falta de claridad sobre propósitos y objetivos, desconfianza frente al gobernante, incertidumbre sobre qué se piensa desde el poder, seguridad de que todo es inseguro, convicción de que no hay convicciones y sospecha de que en cada trino por medio del canal de comunicación del mandatario aparece una nueva expresión de improvisación, falacia y desafío a la llamada institucionalidad en sus distintas facetas.

La perplejidad está asociada a la obra máxima del médico y filósofo judío y cordobés Moshe Ben Maimón, Maimónides, publicada entre los siglos doce y trece, basada en la ética de la Medicina pero extensiva a toda la vida humana. Para Kant, la perplejidad puede ser más bien una oportunidad. Entendámosla así, para no ser demasiado pesimistas. Oportunidad en cuanto a que la razón cae en una situación vacilante porque no encuentra respuestas, pero persiste en su búsqueda. Cuando salga del dominio de la ausencia de certezas ha de percibirse una nueva luz. Es lo que deberíamos esperar y elegir en este país patidifuso, es decir dubitativo, perplejo. En respaldo a esa idea kantiana que alivia el malestar de la perplejidad y al menos confía en el poder de la razón, Ortega y Gasset creía que «la vida es permanente encrucijada y constante perplejidad», pero todo hombre busca salir de ella, necesita orientarse, saber a qué atenerse respecto a las cosas, necesita salvarse, no puede vivir sin estar convencido de algo”. He ahí una síntesis clarísima para comprender el porqué del desafío de superar las circunstancias según el pensamiento orteguiano: Soy yo y mis circunstancias y si no las salvo a ellas no me salvo yo, decía el filósofo español.

Tales expresiones tienen que encontrar una vía de realización práctica en las más simples decisiones políticas. De las circunstancias individuales puede salir uno mismo. De las colectivas, de la perplejidad generalizada, es necesaria una fuerza transformadora, que impulse a decisiones electorales inspiradas en la razón y la confianza. Necesitamos con urgencia un guía de perplejos.

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