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Por Juan David Escobar Valencia - opinion@elcolombiano.com.co
Los carpinteros recomiendan “medir dos veces y cortar una”, pero la sugerencia es más antigua y severa. En su biografía de principios del siglo XVI, el orfebre y escultor italiano, Benvenuto Cellini, aconsejaba: “Debe admitirse, Padre bendito, que en aquellos casos en que los hombres se arriesgan a todo en una tirada, no está mal hacer lo que suelen decir ciertos hombres pobres y sencillos, que nos dicen que debemos marcar siete veces y cortar una”.
En conferencias que di a finales del año anterior sobre posibles consecuencias de la victoria de Trump, indiqué que era indudable que tenía muchas ventajas como: mayoría temporal en Senado y Cámara; muchos jueces en la Corte Suprema y más gobernadores republicanos que demócratas; una economía en buen estado, comparada con otras economías importantes; un altísima valoración sobre sí mismo, sus conocimientos y poder; y el acicate de ser su última presidencia para cumplir sus sueños y aspiraciones, lo que lo llevaría a priorizar la obtención del resultado sin pensar en los costos y la viabilidad de la implementación. En términos geoestratégicos para EE. UU. es lógico considerar a China como su mayor amenaza y buscar la forma de disminuir el poder del Partido Comunista Chino en el mundo. Yo creo que en términos generales es algo pertinente, porque no me gustan las dictaduras y menos que aumenten su poder y beneficios sin que asuman los deberes de ese privilegio. Haber dejado que China ingresara a la OMC sin controles, fue un error, aceptando los beneficios globales, pero temporales, que ello produjo.
Sin embargo creo que es insana la paranoia existente de estar pronosticando el fin del mundo por la llegada de Trump y por cada palabra o jactancia que anuncia en “X”. Ni el tsunami de augurios apocalípticos sobre EE. UU., como el señor Acemoglu, que aunque tenga un Nobel de Economía, le queda grande pronosticar el colapso de la democracia estadounidense y que será la centroizquierda quien la salvará. Creo que sería tonto no considerar los objetivos y propósitos de Trump, pero igualmente equivocado sobrestimar la capacidad de que se cumplan. Especialmente porque su agenda maximalista, de cambiar todo y al mismo tiempo es bastante improbable porque: -) subestima la naturaleza del ejercicio del poder que suele estar limitado por las maquinarias burocráticas, siempre lentas, y las minucias legales siempre complejas -) asume que del deseo al logro no hay camino que recorrer -) y lo más grave es que las formas y herramientas usadas para construir su proyecto probablemente no consigan todos los resultados esperados o sean contraproducentes. Trump comete un error estratégico casando peleas en todos los frentes y al mismo tiempo. Parece Alemania en la Primera Guerra Mundial. Si va a enfrentar a China necesita socios globales y no patear a todo el planeta, y menos aún agredir a sus vecinos mexicanos y canadienses quienes son la mejor opción para reducir la dependencia de China. Las barreras arancelarias suenan atractivas para los votantes con el cerebro no muy bien amoblado que desconocen que suelen ser ellos quienes pagarán el costo. Los aranceles suben los precios y ello provoca inflación, que fue en gran parte lo que hizo que los demócratas perdieran las elecciones. Es probable que Trump no obtenga en dos años todos sus sueños, y el costo de sus errores los pagaría en las elecciones de 2026 cuando podría perder la mayoría en el Congreso, sin la cual sus dos últimos años serán aún más difíciles.
Antes de cortar, debería medir varias veces: cómo, cuándo, con qué y con quién lo va a hacer.