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Por José Guillermo Ángel R.- memoanjel5@gmail.com
Estación Pandemónium Dos, a la que llegan los que inflan informaciones insertando video- juegos, los que buscan símiles infernales para que las imágenes tengan más impacto (ya la propaganda política es gótica), los que incitan sin más bases que emociones y paranoias, los que se inventan distopías y así el mundo se acaba por todas partes, los que buscan amparo en la palabrería Rampante (analizar el tricornio del que habla Ítalo Calvino), los que se sumergen en el ahora famoso Estado Profundo (las ayudas con otros intereses) y salen boqueando, los que anuncian como última hora lo que ya es cuento viejo, los que deliran y piden más ayuda para que los acaben (el caso Zelenski), los que pierden toda credibilidad debido al exceso de cambios oportunistas, los neocolonialistas que tratan de legitimar viejas teorías del Lebensraum, los que hablan sin parar y parece que no duermen, los que arman shows mediáticos para presentar proyectos y hacer correr inmigrantes, en fin, a Pandemónium Dos (el primero fue el de John Milton), la gente que llega está alterada y altera (hablaríamos de toxicidad avanzada) y esto lleva a ángeles que han perdido el oficio y a diablos que se lucen y barren con todo.
El problema que estamos representando (aparece algo y los supuestos expertos se meten adentro en desbandada) es el inmediatismo y la falta de análisis serios que sitúen lo que sucede y lo relacionen con lo que hay y no con futuros enfermizos. Se habla de lo nuevo y se especula sin probarlo en todas sus variables (la nueva Inteligencia Artificial china, por ejemplo), se toman decisiones saltándose la ley (caso Trump) y el deseo está por encima de la razón, lo que lleva a que asistamos a más películas de ficción que a mapas concretos en los que las estrategias funcionen. Y en este Pandemónium Dos, hoy se dice una cosa y mañana otra, y ya no se sabe si una decisión es un acierto o simplemente una aventura como en cualquier novela de Julio Verne.
Byung-Chul Han (el filósofo coreano inmigrante en Alemania) habla de la sociedad del cansancio y de la decadencia del Eros (entre otros temas sobre ángeles vs. demonios), que son preámbulos a la sociedad del desespero, en los que la condición humana se aleja de los órdenes logrados y se precipita al abismo, no ya como ovejas que siguen a un carnero loco, sino como un rebaño de billetes que siguen al de mayor denominación incitado por la codicia de un poder narcisista (un yo enfermo) muy parecido al monstruo del doctor Frankenstein. Y este es el pan de todos los días, que no se agradece, sino que ofusca.
Acotación: del rostro de Helena de Troya (proveniente la guerrera Esparta) Marlowe dijo que salieron mil barcos de guerra. Y esa fue la locura de Aquiles, su furia y falta de entendimiento.