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Según Dealroom, en 2023, más de la mitad de los 2.723 unicornios existentes en el mundo tenían su sede en EE. UU. En segundo lugar, estaba China, con 348 unicornios, seguida de Reino Unido, con 147, y de India, con 87.
Por Humberto Montero - hmontero@larazon.es
Para describir la dejadez que España había mostrado desde el declive de su Imperio por la investigación y la ciencia, Miguel de Unamuno acuñó la lapidaria y sarcástica frase “¡que inventen ellos!”. Y es que ninguna potencia puede mantenerse sin innovación, adelantándose a los demás, como hizo la propia España durante 400 años, desde finales del siglo XV hasta finales del XIX. Por eso llama la atención el desdén con el que los gobernantes de algunos países siguen tratando a la ciencia y la tecnología.
Un reciente análisis del Real Instituto Elcano demuestra que Europa necesita volver a apostar por la investigación si no quiere caer definitivamente en manos de Estados Unidos o depender de China.
Para empezar, un punto positivo. La inversión privada como porcentaje de PIB se situó en la UE casi dos puntos por encima de la de EE. UU. en 2022 (19,3% frente a 17,5%).
Sin embargo, la inversión en capital riesgo como porcentaje del PIB en EE. UU. estuvo por encima del 0,7%, duplicando prácticamente la tasa de Estonia, el país de la UE que más recursos dedica sobre su PIB a este tipo de inversión.
Según datos de Dealroom, en 2023, más de la mitad de los 2.723 unicornios existentes en el mundo tenían su sede en EE. UU. En segundo lugar, estaba China, con 348 unicornios, seguida de Reino Unido, con 147, y de India, con 87. Hay que ir hasta la quinta y octava posición, respectivamente, para encontrar países de la UE, en particular, Alemania (64 unicornios) y Francia (38 unicornios).
En parte, esta situación se debe a las políticas poco incentivadoras de la inversión privada. Entre los años 2015 y 2021, los hogares de la UE situaron el 32% de sus activos financieros en efectivo y depósitos, frente al 13% de los estadounidenses, que, en cambio, mantuvieron casi el 50% de sus ahorros en acciones y fondos de inversión.
Incluso la inversión pública sobre el PIB es también favorable a EE. UU., aunque buena parte de la culpa la tenga la industria armamentista. Allí, se situó en el 3,5% frente al 3,2% de la UE.
Es cierto que la UE se encuentra mejor situada que EE. UU. respecto a su endeudamiento, con una ratio de deuda pública sobre el PIB casi 40 puntos porcentuales por debajo de la estadounidense, que además se irá complicando progresivamente, con unos niveles de déficit público anuales superiores al 6% del PIB hasta 2033 según la Oficina del Congreso.
Con esos mimbres, el gasto en I+D sobre el PIB en Corea del Sur y EE. UU. es 2,2 y 1,5 veces superior, respectivamente, que el de Europa.
En materia de patentes por millón de habitantes, la UE no se encuentra mal situada con respecto a EE. UU. (la suma de las patentes de los cuatro principales Estados miembros de la UE supera a EE. UU.), pero está muy lejos de los niveles de Corea del Sur y Japón, con 3.842 patentes por millón de habitantes y 1.815, respectivamente. China (944) o EE. UU. (802) sin las siguientes. En la UE, Alemania, con 507 patentes por millón de habitantes, lidera la investigación, pero España apenas registra 30 patentes por millón de habitantes.
Pero no todo está perdido. España tiene a su favor un mayor uso de energías renovables. Aunque en la UE los costes energéticos industriales son más altos que en EE. UU., los de España están a la par gracias a la penetración de las renovables, pero también a los siete reactores nucleares aún operativos que el “siniestro” Gobierno de Sánchez pretende cerrar entre 2027 y 2035.
Los mimbres están ahí, pero hay que activar los beneficios fiscales para quienes inviertan en investigación y desarrollo, en lugar de perseguir el ahorro y llevar al barbecho de los depósitos bancarios los miles de millones de euros de los españoles y los europeos en general. El mundo necesita más libertad de capitales, no aranceles ni impuestos. Algo que aplica también a la Colombia de Petro.