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Aquellos que se rasgaron las vestiduras con la imputación de Óscar Iván Zuluaga callan hoy respecto al hijo del todavía presidente.
Por Humberto Montero - hmontero@larazon.es
“Oigo cortar, pero no oigo cavar”. Una de las frases míticas del patriarca de los Simpson ejemplifica lo que está sucediendo con el caso “Nico Petro”. Aquellos que se rasgaron las vestiduras con la imputación de Óscar Iván Zuluaga callan hoy respecto al hijo del todavía presidente.
Y el hecho es que parece que hay pruebas concluyentes por doquier para incriminar a Nico y quien sabe si a su propia mujer, Daysuris Vásquez, por el posible delito de lavado de dinero y enriquecimiento ilícito. Al parecer, la barranquillera habría llegado a algún tipo de acuerdo para librarse del asunto, largando a la Fiscalía lo que no está escrito.
Detrás del escándalo, como saben, hay un lío de faldas y celos de por medio. Y es que Day, como se la conoce, y Nico mantuvieron una relación por más de seis años y estaban unidos en matrimonio civil desde 2019. Una relación truncada por la televisiva Laura Ojeda, amiga de Day y con quien podría haber compartido también cirujano, de la que Nico espera ahora un hijo si hacemos caso a los chismes que circulan por todos lados y a lo publicado en “Semana” hace meses. Despechada, Day contó en marzo pasado “que el narcotraficante Samuel Santander Lopesierra, alias El Hombre Marlboro, le entregó a Nicolás Petro más de 600 millones de pesos para la campaña del papá”. “Eso nunca llegó legalmente a la campaña porque él se quedó con ese dinero, y así otros”, agregó Day, quien mencionó que “Nicolás Petro también recibió 200 millones de pesos del empresario Alfonso “Turco” Hilsaca, que tampoco fueron a dar a la campaña”. La misma Day aseguraba que por momentos había tanta plata en circulación por la casa que tenían que guardarla en maletas. Muy edificante todo.
El caso es que el asunto da para un culebrón, como llamamos por aquí a las telenovelas, una secuela del de Máximo Kirchner, salvando las distancias físicas entre galanes y peses a las similitudes.
Lo que sabemos a ciencia cierta es que la Fiscalía asume que Nico tuvo en los dos últimos años ingresos de 220 millones de pesos, pero gastó 1.600 millones de pesos. La acusación remarca que la única fuente de ingresos legal o conocida -que es lo mismo-, era como servidor público (diputado regional), con un sueldo de “13 millones de pesos al mes”. Para justificar sus gastos mensuales, el detenido tendría que ganar unos 200 millones de pesos al mes, según los cálculos hechos por el fiscal.
“Usted solo contaba para el 2022 con 280 millones de pesos” con su sueldo de diputado, “y a pesar de ellos sacó en efectivo unos 600 millones para la compra de una casa”, agregó el fiscal en la primera parte de la audiencia, en la que se centró en el posible delito de enriquecimiento ilícito, dejando para después el de lavado de activos.
El desgaste para Petro es brutal. Dudo que el primer presidente en ejercicio con un hijo encausado por corrupción y lavado de dinero pueda seguir un minuto más en el cargo si se confirman los delitos. Pero no caigamos en la tentación del escarnio y la lapidación mediática. No hagamos como quienes lapidaron de antemano a Zuluaga y dejemos que la Justicia actúe con argumentos. Todo el mundo es inocente hasta que se demuestre lo contrario y así debe ser para todos. Eso sí, el folletín no se lo pierdan...