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Los colombianos debemos tener la lección clara de 2021, cuando nos acobardamos y cedimos la narrativa a un grupo de mentirosos redomados que supieron aprovechar el miedo para subir al poder.
Por Diego Santos - @diegoasantos
Es triste que la gaminería se esté apoderando del Congreso. El martes vimos como un representante matón, limitado y grosero, careaba al senador Alirio Barrera por haber votado no a la reforma laboral. En medio de gritos, arengas y comentarios destemplados, Alfredo Mondragón teletransportó la comisión VII del Senado a las manifestaciones delincuenciales de la primera línea que alguna vez lideró, irrespetando el derecho a votar como uno considere correcto. Al congresista solo le faltó prender en fuego la sala. Ganas no le faltarían.
Mondragón representa a un nuevo linaje de congresistas que entienden el ejercicio de la política como una manifestación de ira, resentimiento, mentiras y violencia. Parapetado en narrativas adecuadas para personas ignorantes, como lo es la base dura del petrismo, que tiene como principio de vida el trabajar lo menos posible, el congresista caleño, que incendió su ciudad en 2021, va a ser una figura clave para Gustavo Petro en lo que queda de gobierno.
Y es que Mondragón encarna a ese ser despreciable y virulento que hará hasta lo imposible por hacer del Congreso un lugar inhabitable. Lo vimos en la Comisión VII, grabando videos durante la votación sobre la reforma laboral diciendo que el demonio se había apoderado del Senado. A renglón seguido se puso a gritar que los senadores habían masacrado a los trabajadores. Como si fuera poco lo anterior, se abalanzó hacia un senador del Centro Democrático buscando que lo golpeara. El senador sostuvo la compostura, lo que enfureció aún más a un representante desquiciado, que salió a enardecer aún más el ambiente en las redes.
Estamos ante un matón de barrio, un personaje que tiene muy claro para qué lo quiere el Pacto Histórico, que no es para otra cosa que para desatar el caos, la violencia y el terror en las calles de Colombia. Fue premiado en la lista cerrada del Pacto a la Cámara por tan eficiente labor en destruir Cali. Ahora que el movimiento de Petro se juega su continuidad, Mondragón vuelve a ser una ficha clave en la estrategia 2026: repetir en las calles y ahora en el Congreso su liderazgo de primera línea.
Reza el dicho que al bagazo poco caso, como lo hizo el propio Barrera, pero Mondragón es una figura muy peligrosa como para no hacerle frente a sus atropellos. Cada uno de sus trinos, de sus pronunciamientos, de sus incendiarios discursos, deben ser respondidos sin temor. Al matón no se le puede tener miedo, porque eso es lo que quiere.
Los colombianos debemos tener la lección clara de lo que sucedió en 2021, cuando nos acobardamos y cedimos toda la narrativa a un grupo de mentirosos redomados que supieron aprovechar el miedo que generaron para subir al poder. A los matones se les enfrenta, se les dice la verdad en la cara. Este país no merece que unos matones determinen su destino.
Año y medio largo el que nos queda, pero serán décadas si nos arrodillamos a la violencia gubernamental.