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El Arroz Dorado es el reflejo de lo que se ha enrarecido el debate alrededor de descubrimientos científicos y el mal llamado “progresismo”. Este debate es entre el método científico probado y el dogma y la opinión.
Por david yanovich - opinion@elcolombiano.com.co
En Asia se come mucho arroz. Y hay muchos pobres. Por eso, entre otras cosas, Filipinas fue el primer país, en 2021, en aprobar el cultivo comercial del Arroz Dorado, el cual fue desarrollado de manera transgénica, con una investigación científica bastante sofisticada, para combatir la deficiencia de Vitamina A, una de las causantes de incapacidades y muertes infantiles en muchos países del mundo.
La Vitamina A está presente en la dieta de muchos países desarrollados, pero no en la dieta de varios países en vías de desarrollo, especialmente en Asia. La deficiencia de esta Vitamina está asociada a las complicaciones de infecciones comunes infantiles, y es la principal causa prevenible de ceguera en niños y niñas. Según un artículo publicado en The Guardian, la Organización Mundial de la Salud estima que causa mas de 100.000 muertes al año.
Sin embargo, hace unas semanas, una corte en ese país decidió darle la razón a Greenpeace, que interpuso una demanda para impedir el cultivo de este arroz. La razón: que supuestamente el producto no era apto para consumo, cuando en países como Estados Unidos, Nueva Zelanda o Australia, este cultivo si es considerado como apto para consumo.
Sin embargo, muchos científicos han manifestado durante años que no hay evidencia alguna de que esto sea así. Por el contrario, dicen que el Arroz Dorado se desarrolló fue para salvar vidas. Y una de las consecuencias más graves del fallo de la corte en Filipinas es que esto puede impedir que otros países como Bangladesh o India, donde la deficiencia de Vitamina A es inclusive mayor, prefieran no cultivarlo por medio a represalias jurídicas.
El Arroz Dorado es el reflejo de lo que se ha enrarecido el debate alrededor de descubrimientos científicos y el mal llamado “progresismo”. Este debate es entre el método científico probado y el dogma y la opinión.
Y el problema es que el “progresismo” se ha apoderado de buena parte de la narrativa, esto en parte gracias a la indignación de las redes sociales. Es mas fácil opinar que hacer la tarea juiciosa de leer y entender. Pero cuando la opinión se impone sobre la ciencia, sobre todo en temas tan delicados como la posibilidad de salvar vidas, la cosa se vuelve complicada.
Aunque Greenpeace argumenta que hay problemas con el Arroz Dorado, estos seguramente no son suficientes como para impedir su consumo. Y estos argumentos en general están atados a una oposición ciega y sin fundamento a los alimentos modificados genéticamente. Esta oposición es una de las principales causas de la falta de mayor desarrollo en cultivos resistentes a plagas y cambio climático, con profundas consecuencias sobre la seguridad alimentaria y la salud.
El método científico es la mejor herramienta que existe para progresar. El “progresismo” no lo considera así. Vaya contradicción.