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Cuando actuamos con esperanza tomamos acciones que contribuyen al bienestar de nuestra comunidad. En un mundo polarizado, en un país dividido, es necesario que nos preguntemos ¿qué puedo hacer yo para que la esperanza de una sociedad en paz y armonía no muera?
Por Caty Rengifo Botero - JuntasSomosMasMed@gmail.com
Las coincidencias son situaciones inesperadas que pueden transformar nuestros planes. Debido a circunstancias relacionadas con la teoría de que las mujeres pueden realizar múltiples tareas al mismo tiempo, me encontré a una semana del Hay Festival sin las entradas para ninguna de las charlas. A pesar de haberme preparado desde noviembre y pensar que todo estaba en orden por un error de concentración no quedaron compradas las boletas. Por lo tanto, tuve que volver a ingresar al portal para adquirir los pocos boletos disponibles, viéndome obligada a tener en cuenta otras charlas que antes había obviado. Una de ellas fue la charla de Ava DuVernay, Una charla que versaba sobre una película que se basa en las divisiones de castas y sociales del mundo, que en un principio no me llamaba la atención, pues pensé: “¿más de lo que vivimos todos los días?”
Sin embargo, al final, esa charla resultó ser la única opción viable en mi horario. Como me gusta estar siempre preparada, unos días antes preparé crispetas y me dispuse a ver: Origin. Una película basada en el libro Casta: el origen de lo que nos divide de Isabel Wilkerson, que narra una historia real. Después de 130 minutos, comprendí cómo los “ismos” que nos separan tienen su origen en la necesidad de clasificar a las personas. Me di cuenta de que no solo quería ver a Ava, sino que debía escuchar a una mujer que había logrado capturar en su trabajo la realidad de las divisiones sociales.
No hay que esperar que Ava hable para ver en ella una mujer segura de sí misma y con claridad sobre su rol en el mundo. Ella sorteó preguntas con esa naturalidad de quien hace las cosas desde la pasión, sus respuestas precisas y siempre cuestionando el mundo que habitamos, dejando claro que las respuestas no se encuentran en la victimización sino en la búsqueda de referentes y oportunidades de transformación. Oportunidades que como ella mencionó vienen de la necesidad que tenemos como seres humanos de no permitir que se acabe la esperanza. La esperanza nos mantiene alerta, la esperanza nos da energía, la esperanza nos lleva a creer en un futuro mejor.
Su charla me ha tenido pensando en lo que la esperanza significa en nuestra sociedad. Victor Frankl en “El hombre en busca de sentido”, explora cómo la esperanza emerge como una fuerza vital fundamental en el camino hacia encontrar un propósito superior. Para Frankl, la esperanza no es simplemente un estado de ánimo optimista, sino una convicción profunda de que la vida tiene un significado intrínseco, incluso en las circunstancias más adversas. La esperanza actúa como un faro que guía a los individuos hacia una vida significativa, reafirmando la capacidad humana de encontrar luz en la oscuridad.
Vivimos en una era marcada por la inestabilidad, la polarización y el odio. Las noticias diarias nos bombardean con historias de conflictos, divisiones y rencores. Es fácil sentirse abrumado y desesperanzado en medio de este panorama sombrío. Sin embargo, cuando actuamos con esperanza logramos ver más allá de los problemas inmediatos, vemos el bosque no solo el árbol y tomamos acciones concretas que contribuyen al bienestar de nuestra comunidad. En un mundo polarizado, en un país dividido, es necesario entonces que nos preguntemos ¿qué puedo hacer yo para que la esperanza de una sociedad en paz y armonía no muera?