Pico y Placa Medellín
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Por Sergio Molina
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Despuntaba enero y se anunciaba la convocatoria a la asamblea de copropietarios. Llegado el día, en casa les dije: “Ya vuelvo, voy a la asamblea.” Ojalá fuera así de breve el ring al que voy. Prometí no protestar, “¡que delicia revolver problemas mayores con asuntos menores!”, ¿a qué hora se volvió tan tormentoso lo que debiera ser una actividad de buen relacionamiento? Llego al salón social que huele a humedad y veo las sillas plásticas bien formadas, una mesa con “juguitos en caja”, galletas y café. Veo caras de siempre y caras nuevas sonrientes, hasta que se enteren de la cuota extra, tan fija, como el cuatro por mil. En el centro, mesa principal con mantel y planilla de asistencia. - ¿ya firmó?, preguntan varios intentando el cincuenta más uno y al fin, comenzar. Hablamos de Petro, mientras inicia la sesión, añoramos el punto de “proposiciones y varios” para nuestros sentires y detestamos el informe financiero que conllevará a subir la cuota y a mencionar morosos en las cuotas de administración, aquí nadie se salva. Temas centrales: las mascotas y sus heces, el perro de raza “rara”, sin bozal, el mal uso de la piscina, el reciclaje y la fachada.
Vamos avanzando, alguien sugiere que la administración tiene preferidos, así como en el gobierno nacional, otro menciona que el de oficios varios es lento e ineficaz, una señora suspicaz, sospecha robo y despilfarro donde quizás no, el que se cree experto en seguridad, habla del ángulo de las cámaras, otro, fundamentado en medio ambiente se pronuncia en contra de alimentar tórtolas y ardillas en los balcones, no falta el que con vocación de alcalde local habla como abogado. Es inevitable el asunto de los porteros confianzudos y dormidos, menos un rondero que nos cae bien a todos. ¡Qué cosa más democrática! Esto va a salir como un consejo de ministros de los actuales. Las asambleas de copropietarios, son un déjà vu. Iniciamos treinta minutos tarde, al fin el sonido funciona. ¿Quién para presidir?, - ¡trágame tierra! -, se nos encoge la cabeza a todos, nadie quiere quedarse. Hay que nombrar o confirmar revisor fiscal, dignidad que muchos no entienden, luego barajar candidatos para los comités de administración y convivencia, los nominados: señores y señoras pensionadas. ¡Qué manía la de pensar que les sobra tiempo!
Con gracia leí que, “el hombre nace bueno y la asamblea de copropietarios lo corrompe.” Este pequeño experimento social que busca cumplir con el art. 39 de la ley 675/01; termina casi a la media noche, con historias de “no te lo puedo creer”, sobre parejas que se separaron y rumores sobre un vecino “mal aspectado”, que hasta pudiera tener un alias. Al final, terminé protestando, quedaron tareas, comités a medias, uno disgustado que se fue antes que todos y un corrillo en el que de nuevo hablan del nefasto gobierno del país y se ponen al día. Lo dicho, terminamos con otra cuota extra aprobada, en un año nos vemos.
